Walter y Maira: se quedaron sin trabajo y ahora fabrican barbijos

Si uno es usuario de Facebook y pertenece al grupo Compra y Venta La Pampa o Compra y Venta Ya, entre otros, ha podido observar que desde hace unas semanas la gran demanda de barbijos o “tapabocas” que hay por parte de los pampeanos. Alcanza con conectarse unos minutos a la popular red social para ver una decena de posteos en los cuales se pide adquirir estos artículos que forman parte del itinerario de prevención contra el coronavirus.

Hoy, muchos trabajadores y trabajadoras –sobre todo del empleo informal-  ante la imposibilidad de poder desarrollar sus actividades laborales debido a la pandemia, y en otros casos, personas desocupadas previamente a la crisis sanitaria, vieron una oportunidad para afrontar la situación de incertidumbre fabricando “tapabocas” y satisfacer el espiral de demanda sanitaria.

Este es el caso de Walter y Maira, que desde hace tres semanas observaron que podían paliar la crisis elaborando barbijos caseros o tapabocas. “Fue una idea de mi señora, se le ocurrió cuando fuimos a comprar barbijos para nosotros dos y nuestros hijos y no pudimos conseguirlos en ninguna farmacia ni comercio. Así que ella compró el material para hacerlo de forma casera siguiendo las recomendaciones que uno ve por televisión. Como vimos que había gente pidiendo barbijos en Facebook, empezamos a hacer para vender”, cuenta Walter, de 31 años, que junto a su esposa, Maira, de 32,  son padres de dos chicos de 7 y 9 años.

Walter, previamente al aislamiento que derivó en el cese casi total de actividades, se desempeñaba como albañil y Maira contaba con un emprendimiento familiar que también se vió afectado por la crisis. “Yo trabajaba en la construcción, me quedé sin trabajo ni bien anunciaron la cuarentena. Mi señora también se quedó sin poder trabajar, tiene con su familia un carrito pochoclero en la Isla de Los Niños en la laguna. Ahí vende algodones de azúcar y pochoclo, y con esta situación también nos quedamos sin esa entrada de plata. En ese momento nos preguntamos con mi señora: ¿Y ahora qué hacemos?”, relata Walter.

“Nosotros trabajábamos de manera informal, y cuando uno no trabaja en blanco sabe que puede quedarse en la calle de un día para el otro. Por eso siempre fuimos previsores y nos guardamos un ahorro, un puchito por si eso pasaba. Ese poquito de plata guarda nos ayudo a seguir comprando materiales para los barbijos“, detalla Walter.

“Maira siempre fue muy emprendedora, es ella la que los fabrica. Los hace con una máquina de coser manual y yo salgo a entregar los pedidos en bicicleta”, dice Walter, y comenta que el emprendimiento superó las expectativas: “Estamos haciendo de 60 a 90 por día, lo cuales los reparto en 5 o 6 viajes pedaleando. Nos han pedido de muchas zonas de Santa Rosa, a veces no damos a vasto, pero seguimos”.

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dispuso que los tapabocas sean obligatorio para transitar en las calles porteñas, también rige lo mismo para otras provincias. En La Pampa por el momento es una recomendación del gobierno provincial usarlos, mientras que se dispuso que sea obligatorio en el transporte público. En este contexto no sólo ciudadanos de a pie forman parte de la clientela de Maira y Wlater, también empresas y privados piden por su producto sanitario para protocolarmente proteger a sus empleados.

Nos llamaron de la empresa láctea Kelolac para comprarnos 100 barbijos, también de una agencia de remises del centro y se llevaron 30. De un geriátrico nos pidieron otros tantos”, relata Walter y comenta que ya están haciendo cubrecaras de plástico: “Vimos un modelo y decidimos también comenzar a fabricarlas de manera casera, las que están vendiendo son muy caras. Nuestra idea es que sean baratas y que la gente que las quiera pueda acceder a comprarlas”, completa.

Con los barbijos y tapabocas está ocurriendo lo que sucedió en la “primera fase” de la pandemia, donde las personas corrían en busca de alcohol en gel y la demanda superaba ampliamente la oferta, que sólo era generada por el sector industrial en ese caso. Los tapabocas que hoy -ya a un mes de cuarentena-, son elaborados por trabajadores de manera particular. “Esto nos está ayudando mucho, imaginate que que mi señora y yo nos quedamos sin ingresos los dos a la vez, y con esto podemos paliar este momento y además de alguna manera ayudar para que la gente se sienta un poco más protegida”, concluye Walter.

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