Ayer se dio a conocer la noticia de que el gobierno nacional suspendió la repatriación de argentinos en el exterior. Se estiman que sean unas 10 mil personas esperando regresar a sus hogares, salvo para “casos excepcionales”, como dijo Alberto Fernández.
En Bogotá, Colombia, precisamente hay 125 argentinos varados en el aeropuerto “El Dorado”. Uno de ellos, Marcio Elian Frank, oriundo de Macachín, estuvo en comunicación con Revista BIFE y relató cómo es el día a día de la cuarentena en el aeropuerto, la angustia e incertidumbre que les generó la noticia de la suspensión de la repatriación, y la ausencia de la Cancillería Argentina. “Si no hubiera sido por la buena predisposición y los cuidados que por ahora nos brinda el aeropuerto, ya nos hubiésemos comido vivos”, dijo.
Marcio llegó a Medellín el 4 de marzo junto a un amigo, cuando aún no se sabía con certeza la escalada que iba a tomar la pandemia en Latinoamércia. Una vez en Colombia, poco a poco empezaron a ver el avance del virus en aquel país y las medidas de restricción que se iban tomando. De manera que los pampeanos decidieron volver, pero ya fue demasiado tarde Marcio, porque su amigo, Rodrigo Monteagudo, pudo regresar.
Un medio local entrevistó a Rodrigo (34 años, chapista), que ya está cumpliendo la cuarentena en Machachín: “El 22 a la noche decidimos volver. Sacamos un vuelo en común pero se terminaban los pasajes. Mientras los sacábamos mi amigo se quedó sin asiento. Yo llegué a Buenos Aires, donde me agarró inmigraciones y me mandaron para acá (Macachín) a cumplir con la cuarentena. Ya no sabemos qué hacer para que pueda volver Marcio”, lamentó.
En comunicación con BIFE, y desde el aeropuerto “El Dorado”, Marcio contó que son 125 los argentinos varados, y que está poco con el wifi del celular ya que las noticias que llegan desde Argentina son desalentadoras. “Estamos durmiendo acá, con camas de campamento, acá hacemos la cuarentena todos juntos, intento ponerle las pilas que haga falta pero es difícil”, relató.
Los varados se encuentran en el medio de una difícil situación, porque Colombia presiona para sacarlos del país, “pero la llave la tiene Alberto”, dice Marcio, de 34 años y de profesión chef. “No sé si seguiremos en el aeropuerto. Las noticias no son las mejores, entonces se empiezan a dar situaciones extremas, complicadas. Es complejo no saber qué va a pasar”, lamentó en comunicación por Whatsapp.
Marcio resaltó el mal trato que reciben de Cancillería Argentina, y la “buena suerte” de que el aeropuerto “El Dorado” por ahora les proporcione alimentos (hamburguesa y pizza), porque muchos de ellos ya casi no tienen los recursos necesarios para subsistir. “De la cancillería se han portado muy mal. Hay 30 chilenos varados y el canciller se queda a dormir acá y está todo el tiempo alerta. Pero nuestro canciller ni apareció. Entiendo que Alberto quiera proteger más de 40 millones y no a 20 mil. Pero bueno, intento bancármela”, aclaró.
“El aeropuerto “El Dorado” de Bogotá nos está brindando alimentos. Hamburguesas, pizzas y agua. Se portaron de 10. Y con el tema de alimentos vamos zafando, por ahora. Acá nos desinfectan cada 8 horas. Andamos con barbijos, alcohol en gel”, explicó el joven.
Luego, cuentó cómo fue que se fueron del país: “Salí el 4 de marzo, cuando esto no estaba picado. Salí bien. No es que me fui cuando hubo cuarentena. Pero bueno, todos los días hay un poco más de caos. Cuando llegamos a Cartagena ya era una situación rara, llena de policías en la calle, toque de queda. Es la que nos tocó. Mi amigo pudo volver un par de días antes. Menos mal, porque él tiene una nena. Yo cuando fui a sacar otro boleto me quedé afuera. Él por suerte pudo volver, por su nena”.
Por último, dijo que “hay que mantener el humor porque si no te venís a pique de toque. Apago el wifi porque terminás reventado entre que dormís para el orto y tanta bomba de información. Necesito un poco descansar la cabeza. El aeropuerto está cerrado, solo vuelo humanitarios. Es desolador todo, pero quiero recalcar lo que hace el aeropuerto en contraposición con Cancillería, que se portaron muy mal”, insistió Marcio, y finalizó: “Si no hubiese estado la gente del aeropuerto, ya nos hubiésemos comido vivos”.
A LOS BIFES
-
El misterioso sabor del alfajor pampeano de Nora Ponzo y la mágica experiencia de combinarlo con café
-
El colectivo que no frena: entre baches y resignación, un viaje al silencioso colapso del transporte urbano de Santa Rosa
-
La Pampa enciende alarmas ante creciente número de adolescentes adictos a las apuestas online: “Todo empezó como una forma de conseguir dinero extra”