Di Nápoli: “Siempre renegué del concepto de pureza en política” (video)

Perón decía que un rancho se construye con paja y con barro pero también con un poco de bosta. Con esa frase, ¿sintetizaba a la esencia del ser humano, a la historia argentina o al peronismo? La política demanda negociaciones con las bases, con los sectores medios y con el poder, diversas alianzas, movimientos, avances y retrocesos. En esa vorágine -para muchos apasionante- aparece lo que se denomina “construcción política”.

¿Se puede hacer una evaluación moral respecto a este concepto? Si se atiende a la siguiente frase de Perón, cuando decía “si me quedaba sólo con los buenos íbamos a ser muy poquitos”; no. Esta idea para algunos puede ser una virtud y para otros un pecado. Para el intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli, “no todo lo que parece ser bueno es tan bueno, y no todo lo que parece ser malo después resulta malo”.

Di Napoli consolidó esta percepción equilibrada durante los 4 años de macrismo en el país, cuando desde el llano político –había dejado de ser diputado provincial y el peronismo había perdido a nivel nacional-, mucha gente que estuvo enfrentada a él le dio una “mano gigante incluso para seguir militando donde estaba, y otros –explica el dirigente- que creía que eran buenos, puros y santos, al darme vuelta, estaban militando con Macri”.

La pureza o la creencia de que existe un paladar negro: una característica que desde otros sectores le achacaron a La Cámpora desde su origen y que esta organización -fundada por Máximo Kirchner a nivel nacional en 2008 y por Luciano di Nápoli a nivel provincial en el 2010- incorporó como una virtud. 

“De hecho fue uno de los errores que cometió el proyecto político de Néstor y Cristina. O no ellos, sino sectores que estábamos dentro del proyecto, que reivindicaban la política y que transformaban realidades, y que pretendieron determinada pureza que en realidad no es cierta. Siempre renegué mucho del concepto de pureza en política”, reflexionó el intendente en una extensa entrevista que concedió a Revista BIFE en su despacho.

Su generación (tiene 39 años) está marcada por una fuerte politización que se extendió a lo largo del país mayormente en los jóvenes. Pero no todo en su vida fue política. Pese a haber nacido en una casa de reconocidos dirigentes radicales (su abuelo fue diputado, su padre diputado y candidato a gobernador y su madre militante social), la primera etapa en el colegio Normal la atravesó siendo un adolescente “apolítico”, como una manera de romper un primer mandato familiar (“No me gustaba porque era algo en lo que estaba mi papá; igual siempre lo acompañé en el rol de hijo”).

El segundo mandato familiar que rompió -podría decirse- ocurrió después de los 20 años, cuando comenzó sus estudios universitarios en la UBA y tuvo su primera experiencia como militante, justamente “combatiendo” al radicalismo (“Igual nunca tuve un mandato patriarcal de lo que debía hacer. Mi viejo reivindicaba la política, entonces le gustaba y debatía. Tuve la desgracia de perderlo muy pronto, en el 2004”).

Desde que empecé a militar me propuse volver a La Pampa para ser intendente de Santa Rosa”

Di Nápoli proviene de NBI, una agrupación universitaria de sectores “independientes” y “peronistas de izquierda” que durante el 2001 –en plena crisis institucional- fue la principal oposición a Franja Morada, representante en la universidad del oficialismo radical de aquel entonces. Con características asamblearias e integrada por muchos hijos de desaparecidos, di Nápoli militó en NBI junto a Mariano Recalde, Wado de Pedro o Santiago Álvarez, entre otros, cuyas principales banderas tenían que ver con Memoria, Verdad y Justicia  y el cuestionamiento a parte del Poder Judicial (“A la Corte Suprema menemista”).

Cuando el ex presidente de la Corte Suprema, Julio Nazareno, presionó a Néstor Kirchner al comienzo de su mandato y este lo enfrentó, la agrupación NBI (ya seducida por las políticas de Derechos Humanos) decidió dejar las asambleas de lado y encolumnarse detrás del proyecto. Este proceso duró unos años, hasta que en el 2008 se creó La Cámpora y di Nápoli regresó a La Pampa para fundarla dos años más tarde.

De la mano de Cristina Fernández, en 2011 fue elegido diputado provincial hasta el 2015, donde quiso presentarse como candidato a intendente pero desistió porque se postuló el entonces gobernador Oscar Jorge. Casi cuatro años después (“siempre lo soñé, desde que comencé a militar”) dio el batacazo en las internas del Justicialismo y luego fue elegido jefe municipal con más del 50% de los votos, siendo el intendente más joven de Santa Rosa y él único con raíces camporistas, junto con el de Río Gallegos, de gobernar una capital.

Considera que la gestión anterior fue la peor de la historia en la capital, aunque aclara que no quiere hacer leña del árbol caído (“No voy a seguir hablando en mi gestión de la pesada herencia”). Señala que pasaron tres o cuatro intendencias “flojas” donde no se hicieron inversiones, que derivó en la delicada situación actual.

Sociológicamente, sostiene que el santarroseño tiene un perfil solidario y “progresista”. Con sectores “progresistas” también ha tenido cierta discusión en lo que respecta a seguridad, porque su gestión se propondrá ampliar la red de cámaras en Santa Rosa: “el mejor progresismo es que la población esté tranquila”, dice. Socialmente, asegura que el principal problema es el hambre, pero en lo inmediato los comedores no se extenderán a los fines de semana porque habría que tomar más personal y eso ahora “está cubierto”.

La política es la actividad más noble y solidaria que hay. Si después uno la utiliza para hacer negocios personales, eso ya es una desviación de la política”

No obstante, dice que al cupo trans lo van a ir incorporando “de a poco”. De a poco, también, se aumentarán las tasas municipales, pero será de acuerdo a los aumentos que ocurran a nivel nacional. Cuando finalice su mandato, quisiera que se hayan concretado alguna de las obras de saneamiento, junto a dos o tres emprendimientos productivos y haber establecido un “vínculo más fuerte entre el municipio y la sociedad”.

 El equipo de Revista BIFE traspasa una sala donde persiste colgado un Néstor Kirchner dorado, y donde se firmó el convenio entre provincia y municipio para comenzar las obras de saneamiento de la ciudad, que demandarán 10 años y 240 millones de dólares (“Es una decisión política muy importante del gobernador haber venido al municipio para comenzar este proyecto”, dirá luego). En el despacho está Luciano di Nápoli, después -según dijo- de 12 horas de trabajo.

 -¿Qué concepción tiene de la política?

Yo creo que bien entendida es la actividad más noble que hay. Sé que hay mucha gente que la denosta. Entiendo también que hay mucha gente que la ha manoseado. Pero bien entendida es la mejor herramienta que tiene la ciudadanía para poder organizarse y cambiar la realidad en algo más justo. Siempre hago un juego dialéctico que es comparar la política con la solidaridad. La solidaridad está re buena, pero puedo comprar las zapatillas a un pibe que les hace falta y no le transformo la vida. La vida se la transformo si la mamá y el papá tienen laburo, si puede acceder a la educación pública de calidad, si puede terminar el colegio y conseguir laburo o desarrollarse como persona, si puede acceder a una sociedad más igualitaria. Y eso se consigue a través de la política. Y por qué digo que es un juego dialéctico, porque bien entendida es lo más solidario que hay. Si después uno la utiliza para hacer negocios personales, eso ya es una desviación de la política.

-¿Qué cosas le molestan de la política?

Me molesta que se la mal utilice. No soy de la rosca política y de esas cuestiones, me gusta más la construcción, grupos y militancia territorial. Esa es la actividad política que más me gusta, pero no denostó la otra porque también es necesario que se dediquen a tener acuerdos.

-¿Las dos partes son necesarias?

Son necesarias. Y después cuando alguien mal utiliza la política me hierve la sangre o cuando hay un hecho de corrupción. Pero también me hierve la sangre cuando he visto jueces que no hacen lo que tienen que hacer, o cuando hay un médico o la profesión que fuera también es corrupto. La corrupción es algo endémico de las sociedades.

-Perón decía que se construye con barro y con bosta… ¿qué opinión tiene?

Es cierto. En las construcciones políticas vos tenes gente que te va a gustar más y gente que te va a gustar menos. Pero si vos tenes una verdadera ambición en el buen sentido de querer transformar la realidad, te tenés que juntar con todos. También decía el general que si me quedo con los buenos me quedo con muy poquitos. Para poder sostener una transformación tiene que ser con todos. Después hay que ver quién conduce ese todo y hacia qué dirección. Si justamente es la bosta la que conduce, y bueno… no nos va a llevar a buen puerto.

-¿Esa pureza es imposible llevarla a la práctica en una construcción política verdadera?

Siempre renegué mucho del concepto de pureza. Porque lo que para vos es puro para mi no tal vez. De hecho fue uno de los errores que cometió el proyecto político de Néstor y Cristina. O no ellos, sino sectores que estábamos dentro, que reivindicaban la política y que transformaban realidades, y que pretendieron determinada pureza que en realidad no es cierta. Porque también me ha pasado que la vida te enseña que no todo lo que parece ser bueno es tan bueno, y no todo lo que parece ser tan malo después resulta malo. Yo tenía a mucha gente que ha estado enfrentada a mí durante muchos años que cuando me tocó estar en el llano total me dieron una mano gigante incluso a seguir militando donde estaba. Y otros que creía que eran buenos, puros y santos, me di vuelta y estaban militando con Mauricio Macri.

-¿Eso le pasó en este proceso del 2015 a 2019 con quienes por ejemplo?

Me pasó con gente que uno creía… yo no creo que exista esa pureza, si creo que hay gente con la que vos te identificas más y te identificas menos.

-¿Cómo llegó Macri al poder, qué tipo de autocríticas se hacen hacia dentro?

Por supuesto que tengo autocríticas para hacer. También es cierto, como decía Cristina, que las mayores críticas que recibimos fueron por nuestras virtudes. Te podría marcar como errores, o lo que yo considero errores, determinado sectarismo nuestro. No de ella. O tal vez sí. Pero determinado sectarismo que nos fuimos aislando, y fuimos pensando en esa pureza o en esta cuestión de ir dejando de lado uno u otro sector sin darnos cuenta del verdadero peligro que eso representaba. Pero lo digo habiéndome roto el lomo para que Daniel Scioli sea el presidente de la nación.

Mirá que acá la tenemos dura, pero no quisiera estar en los pies de Alberto”

Macri llega al poder primero porque fue parte de la estafa electoral más brutal que haya vivido la Argentina que tiene que ver con haberle mentido como nunca antes se le había mentido tan descaradamente a la gente. Y segundo porque fue apoyado por todo el poder económico, el poder mediático, parte del sector judicial y buena parte del sector internacional. Era muy grande el poder que tenía, y eso sumado a nuestros errores y al lógico desgaste de cualquier proceso (12 años), porque recordemos que el proceso de Néstor y Cristina fue el más largo de la historia argentina. Fueron 12 años donde no se retrocedió en políticas públicas de los sectores populares. Se cometieron errores, hubo casos de corrupción, pero en políticas públicas todas fueron para tratar de ampliar derechos.

-¿Qué es el peronismo para usted?

Yo creo que es un movimiento social y político y cultural que ha tenido la historia argentina, que es el que -con errores y virtudes- le ha transformado más la vida a la gente, y que tiene muchísimos para dar y aportar. Y también, como todo proceso histórico no es lineal, porque no todo salió bien, pero me parece que cuando uno pone todo en la balanza, claramente el peronismo es el que le ha hecho la vida más feliz a la población, que es en definitiva el fin último por el que uno hace todo esto.

 -¿Se imaginaba ser intendente?

Siempre me imaginé. Es decir, desde que empecé a militar me propuse volver a La Pampa para ser intendente de Santa Rosa. Porque me parecía que era el lugar donde quería llegar. 

-¿Y cómo recibió la municipalidad?

No quiero hacer leña del árbol caído, quiero mirar para adelante. Pero me toca recibir la ciudad en uno de los peores momentos históricos de Santa Rosa. Está atravesada por una crisis muy grande. Tenemos emergencia sanitaria muy profunda, también una crisis social y económica muy profunda como todo el país, pero en Santa Rosa pegó durísimo. Tenemos situaciones muy grandes, como asentamientos, con gente que realmente no puede comer. Además una realidad interna muy dura: empleados denostados, perseguidos, corridos de su lugar de trabajo, por una gestión que los persiguió. Ese es el diagnóstico. Lo que podés estar tranquilo es que no me voy a pasar 4 años hablando de la pesada herencia. Trabajo 12 horas por días para tratar de mejorarla.

-¿Dónde cree que se originaron los problemas de la ciudad?

Pasaron varias malas gestiones, o que no le dieron la importancia que tenía. Desinversión durante muchos años. Dejar de prestar atención a este problema. Durante muchos años no se hicieron ni el Plan Director, ni obras. Pasaron 3 o 4 gestiones muy flojas en la ciudad, incluida esta última de Cambiemos, que a mi entender fue la peor de la historia de Santa Rosa.

Yo fui muy crítico de la gestión de Larrañaga, que incluso era de mi partido. Pero en la gestión de Luis se hicieron obras públicas, quizá no las necesarias, pero se hicieron: SUM en barrios, cerca de 3 mil viviendas, se hacían cosas. La de Torroba fue una gestión donde no se hizo obra pública pero se hizo un buen manejo del personal. La de Altolaguirre tomó la peor de las dos cosas: desmanejo total interno y no se hizo una sola obra. Y perder ese vínculo entre el municipio y el vecino es muy malo, y hay que mejorarlo y eso va a llevar tiempo. La intención es que el vecino cuando entre a la municipalidad deje de pensarlo como en términos de problemas, como abrir un comercio, o tramitar un evento, es un trastorno. Se ha roto mucho el vínculo y costará restablecerlo.

-Hubo siete meses para estudiar los temas, ahora en la gestión ¿se sorprendió del estado o ya se anticipaba?

Esos meses me sirvieron para parar la pelota, armar el equipo y analizar un poco. Muchas cosas ya sabía. Pero en algunas áreas me encontré con cosas que no las esperaba.

-¿Por ejemplo?

Lo que uno ve en Vialidad municipal es devastador. Y los lugares donde están los trabajadores no se pueden creer. Está muy deteriorado la cuestión edilicia.

-Hablaba del vecino, ¿cómo es la idiosincrasia del santarroseño?

Yo creo que el santarroseño como perfil y lo he debatido mucho, es una persona progresista en general. Al contrario que lo que piensan muchos que creen que es conservador, yo lo debato. El santarroseño tiene ganas de vivir en una ciudad ordenada y limpia, pero con un ambiente cultural, de nocturnidad, como supo tener Santa Rosa y que se fue perdiendo. El perfil es solidario, de abrir puertas, a pesar de que hay como un inconsciente colectivo de que va por otro lado. Creo que es muy apegado a sus costumbres también. Tenemos una cooperativa muy fuerte y la defendemos, una universidad y la defendemos, defendemos los comercio locales. Ahora Santa Rosa empezó a crecer y se empiezan a ver modos de formas de vida de una ciudad, y hay que pensarla así. Pero era impensado 15 o 20 años atrás una ciudad que haya horarios corrido, y ahora lo hay. El santarroseño sigue siendo eso, que anhela poder criar a sus hijos con tranquilidad, poder tener una universidad de calidad, ir a pasear, encontrarte en la calle y saludarte. Esas cosas de encuentro que hay que retomar.

No quiero hacer leña del árbol caído, quiero mirar para adelante. Pero me toca recibir la ciudad en uno de los peores momentos históricos de Santa Rosa”

-¿Cómo encontró los comedores? ¿Piensan extenderlo los fines de semana?

Lo que encontré fue algunos mejor organizados que otros. Ediliciamente algunas más complicados. Pero lo más grave es que cada vez va más gente de elevada edad. Que va a buscar la vianda y no alcanza. Todo el tiempo es un hilo muy finito. Extenderlo todavía no lo hemos definido. Era una posibilidad. Se nos complica con el número del personal porque hay que tener más y hoy ya está cubierto, no podemos salir a tomar más. Es complejo administrativamente. Pero entendemos que es una necesidad. Hay pibes hoy que no tienen donde comer. 

-¿Se implementará el cupo trans?

Me he comprometido. En la medida que se pueda, cuando podamos, vamos a empezar de a poco a incorporar cupo trans como cupo de discapacidad también (no porque esté relacionado sino porque es una deuda pendiente). Es una necesidad ir cumpliendo de a poco, digo de a poco porque no se puede hacer todo de la noche a la mañana.

-¿Qué se harán con los perros callejeros?

Cuando fui diputado presenté proyecto que era la castración masiva, gratuita y sostenida en el tiempo de perros y gatos como modo de control social, eliminando la eutanasia. Estamos en contra de que se los mate. Y a título personal estoy en contra de las guarderías caninas, de la hotelería canina. Hay que hacer un trabajo de concientización, que implica la castración. Vida animal tomó aquel proyecto y hace años está castrando. Esa fue una política que vale reivindicar de la gestión anterior, y hay que continuarla y potenciarla.

-Nocturnidad y fiestas con menores: ¿qué visión le van a inyectar a los operativos?

Vamos a trabajar fuertemente con la policía y el Ministerio de Seguridad. No tienen que ser operativos estrictamente recaudatorios ni persecutorios. El control de velocidad y de alcoholemia va a seguir, lo cual no va a ser impedir la fiesta. Habrá que cambiar algunos hábitos culturales. Que Santa Rosa pueda tener una vida cultural, porque ahí hay comercio y fuentes de trabajo, y hace a la idiosincrasia como son las fiestas de fin de años que ha sido interrumpido por algún periodo o criminalizados, y creemos que no es el camino, sino que se pueda hacer con todo en regla. Ahora tampoco puede ser el libertinaje de salir, tomar y conducir.

-¿Piensan extender la red de cámaras de seguridad?

Sí. También fue algo debatido y discutido. También hay sectores que sé que no les gusta.

-¿Sectores progresistas…?

Sisi. Pero yo creo que es una política… el mejor progresismo es tener a nuestra población tranquila. Y también es cierto que han servido y te lo digo en mi experiencia en el derecho penal para esclarecer hechos delictivos. Porque también nos gusta vivir en una sociedad donde no nos roben. Si eso se maneja dentro de los límites democráticos y no para espiar a las personas, sirve. Es una política que vamos a llevar adelante. Vamos a vincular las cámaras de provincia y municipio para que haya un centro de monitoreo conjunto, y ampliar la red de cámaras. No es la única política de seguridad pero sí es una herramienta más.

Yo creo que el santarroseño como perfil y lo he debatido mucho, es una persona progresista en general”

-¿Las tasas aumentarán?

Decir que no las vamos a aumentar es mentira. En una economía donde hay inflación del 50, y todos los insumos crecen, decir que no van a aumentar es mentira. Lo que sí vamos a tratar de ir acompañando el proceso de crecimiento del país y tener un país normal.

-¿Cómo le gustaría terminar la gestión?

Me gustaría después de 4 años haber hecho algunas de las obras de saneamiento de la ciudad. Me gustaría que Santa Rosa tenga dos o tres emprendimientos productivos grandes. Un parque industrial mejor armado y un centro logístico de carga y descarga en la ciudad. Y me gustaría ayudar a la universidad nacional a tener un polo educativo mayor. Y tener un vínculo muy fuerte entre el municipio y las instituciones de la sociedad. Si logramos eso, me voy a ir contento.

-Si logra todo eso va a intentar repetir…

Bueno veremos, no sé si me voy a aguantar todo este ritmo (risas)

-¿Cómo ve a Alberto y Cristina?

Muy esperanzado. Es dificilísima la que tienen adelante. Lo que ha dejado el macrismo en todas las materias es desastrosa. No quisiera estar en los pies de Alberto. Mirá que acá la tenemos dura. De todos modos, muy esperanzado porque veo señales de un rumbo correcto. De empezar sacar recursos de los que más tienen, en lo que tiene que ver con la verdadera emergencia que es que la gente pueda comer. Esas señales me representan.

-¿Quién tiene que hacerse cargo de la crisis?

Todos tenemos que hacernos cargo. Obviamente hay grados de responsabilidades. Lo que no podemos es hacerle pagar a los que menos tienen la fuga de capitales, por ejemplo. No tiene que pasar lo que sucedió estos años, de la transferencia de recursos de los que menos tienen a los que más tienen. Tiene que ser al revés. Los sectores más poderosos tienen que ser los que más aporten, pero eso tampoco implica destrozar el aparato productivo y al tipo que produce sacarle todo. Tiene que haber crecimiento con desarrollo social. Y eso lleva tiempo.

-¿Visualiza escenario de conflictividad social?

Vamos a ver cómo se atraviesa el mes de diciembre y enero. Y cómo se empieza a reactivar la economía.