¿Qué dice la gente acerca del nuevo caldén navideño?

Grandes dosis de pampeaneidad se nos han suministrado para finalizar el año. Cosa de encarar la nueva década con la certeza de saber quiénes somos, de dónde venimos y, con suerte, hacia dónde vamos. No es poca cosa, la identidad, y si no se está seguro, Revista BIFE recomienda chusmear a Mina Harker en este artículo.

La cuestión es que se suplantó al foráneo pino por un auténtico caldén “bien” pampeano para esperar la navidad. Como todos sabemos, el caldén, mayormente conocido como Prosopis caldenia, es una especie que prospera en suelo árido y resiste sequías tan grandes como la de Algarrobo del Águila este año.

Su madera es dura, densa, durable y desprende unas espinas que cualquier mocosito o mocosita se ha clavo durante el verano en la quinta de sus tíos. Para calmar el dolor, se le obsequia al niño un caramelo que en realidad es el fruto del caldén, o sea una legumbre comestible con mediana concentración de azúcar que se utiliza para alimentar al ganado cuando no se está alimentando a los niños.

El Parque Luro, a 35 km. de Santa Rosa, es quizás la mayor reserva natural de caldenes en el mundo, con médanos, lagunas, flora, fauna del monte pampeano, y todo. Todos tenemos alguna historia debajo de un caldén, o alguna primera vez de algo. Desde unos mates observando atardeceres metafísicos, pasando por alguna humareda, hasta un encuentro amoroso.

En este contexto, Revista BIFE molestó a gran parte de la comunidad santarroseña que caminaba apurada bajo un sol prepotente sobre la av. Luro en la mañana, con la intención de conocer la opinión acerca de esta última medida política pampeana.

Un jubilado de 78 años se mostró “conmovido” por el caldén. Una mujer de unos 50 pidió que no se la moleste con “banalidades” y lo mandó a uno a trabajar. Una señora de unos 65 años le pareció “correcto” el detalle. Un joven, un poco más venenoso, dijo “en esto gastan la plata los políticos”, aunque la obra haya sido ad honorem. Otro sintió que fue una profanación a los valores y la tradición.

Pero en términos generales, se festejó la sustitución por nuestro querido caldén, porque, en definitiva, es bonito saber que algo a uno le pertenece y que uno pertenece a algo, aunque sea aferrado a un árido pero bello caldén.

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