
Los vanidosos guardianes de la modestia
Ser disidente no es nada, hacerse le disidente lo es todo. Mina Harker acuesta en la camilla de sus operaciones quirúrgicas a los “guardianes del orden institucionalizado”, aquellos que ven en la calidad, soberbia; y en el embrutecimiento, humildad. “Vivimos en la sociedad de los aplausos, donde todo es fantástico, especialmente si es sincero, humilde, salido del corazón y no producto de un meditado y soberbio ingenio”.