El cronista se metió en un entrenamiento del “ejército del pueblo” de Maracay. La otra milicia de Venezuela: mujeres de tercera edad, mancos, cojos y ciegos se preparan para “defender la revolución”. La historia de cada uno de ellos.
El cronista fue el representante de Argentina en un acto proselitista del chavismo revolucionario. En esta nota cuenta las peripecias del evento, semejante a una escena recortada de un trailer de la Guerra Fría.
Me voy de San Mateo a Maracay. Me lleva un comunista lúcido. Primer contacto con la militancia del chavismo y un nuevo panorama por descubrir.
El gran problema es que lo básico para la vida, en una circunstancia de escasez o de hiperinflación, se convirtió rápidamente, para muchos, en un negocio. Porque una persona astuta, ligera, inescrupulosa, es decir, un verdadero canalla, puede hacer dinero fácilmente en Venezuela.
Quien le diga que en Venezuela se vive bien, le está mintiendo; o bien se
Ante la crisis de alimentos, el mango pasó a ser para muchas la salvación en días adversos. Se impone el rebusque en todas sus formas.
El “pranato” es el nuevo sistema de gobierno paralelo que domina en los barrios. Son organizaciones delictivas que nacieron en las prisiones y se expandieron como pulpos hacia el resto del territorio venezolano. El cronista decidió irse de San Mateo, después de una semana, y dirigirse a Maracay, la ciudad desde donde Chávez planeó el golpe de Estado en 1992.
Un territorio “olvidado” para muchos de sus habitantes. Las particularidades del lugar y el régimen de un nuevo sujeto delictivo: el “pran”.
En un pueblo pobre en el Estado de Aragua, una familia recuerda los mejores años del chavismo. Dos adolescentes, que perdieron un hijo, proyectan una vida con su recién nacido.
Las primeras impresiones al llegar a Venezuela. Algunas recomendaciones temerarias y la explosión de un viejo ocurrente en una compañía de Movistar.
