Por la crisis cada vez más familias santarroseñas compran bolsones de harina para fabricar sus alimentos

De la panadería al pan casero: el fenómeno se está expandiendo en muchos hogares que buscan producir sus alimentos como pastas, pizzas y torta fritas. Aunque esta medida ayuda a subsistir, plantea preocupaciones sobre la falta de diversidad nutritiva en la salud a largo plazo. La función social de un gastronómico y la historia de la madre que agota 25 kilos de harina en dos semanas.

Mientras Argentina sigue siendo víctima de una aguda crisis económica, muchas familias en Santa Rosa están recurriendo a medidas inusuales para evitar el hambre. Comprar bolsas de 25 kilos de harina y elaborar su propio pan, tortas fritas, pastas, prepizzas y otros alimentos a base de harina para consumo personal se ha convertido en una respuesta desesperada a la imparable inflación que ya supera los dos dígitos mensuales.

La harina ahora se considera un salvavidas en muchas de las casas de la capital pampeana. Con los precios de los alimentos subiendo sin control y la falta de acceso a productos básicos y nutritivos, algunos hogares han sido forzados a encontrar soluciones a su propia subsistencia.

Así lo confirma a Revista Bife Agustín Britez, un reconocido gastronómico con amplia trayectoria en diversos locales de la ciudad. Comenzó hace unos meses a comprar bolsas de harina con la intención de venderlas a las panaderías, pero rápidamente pasó a cumplir una función social en la supervivencia de muchos hogares que solicitaron su servicio porque encontraron en la preparación casera una forma de sortear la crisis alimentaria.

La harina ahora se considera un salvavidas en muchas de las casas de la capital pampeana

“Me pareció verdaderamente muy loco. La idea de bajar harina en un principio era venderla a las panaderías y comerciantes. Pero no sucedió así. Empecé a publicar en mi cuenta de Facebook la propuesta de la bolsa de harina de 25 kilos, y prácticamente la totalidad de los pedidos fueron de casas particulares“, revela. 

“Yo me bajo y pregunto si venden pan o pizzas y todos me responden lo mismo: ‘No, es para consumo personal. Estamos haciendo nuestro pan porque de otra manera es imposible comprar un kilo por día”, cuenta Britez, quien en distintos días de la semana carga las bolsas en su auto y las traslada a la puerta de las casas, sin cobrar transporte, como una función solidaria más que ayuda a tapar algunos de los infinitos agujeros que deja una crisis prolongada en el tejido social. 

“Mi hijo Milo me da una mano enorme, a él le gusta ayudarme en este trabajo; juntos cargamos las bolsas y vamos a los domicilios”, dice y agrega: “No cobro el transporte, porque es un servicio más, nadie hace esto, y de lo contrario mucha de esta gente no llegaría a alimentarse todo el mes”.

Prácticamente la totalidad de los pedidos fueron de casas particulares

El kilo de pan en casi cualquier comercio cuesta entre 800 y 1.000 pesos. La bolsa de 25 kilos de harina tres 000 que vende Britez sale hoy $5.500 y la cuatro 0000 $6.200. La bolsa de 25 kilos alcanza para hacer 30 kilos de pan. El dinero para el pan de una semana en un comercio (alrededor de 7 mil pesos) cuesta casi lo mismo que el pan que se realiza en la propia casa en todo un mes. 

De modo que la preparación del pan casero ha reemplazado a la compra de pan en la tienda para muchas de estas familias, proporcionando una comida básica pero insuficiente en términos de equilibrio nutricional. Además del pan, las tortas fritas, pastas y pizzas hechas en casa se han convertido en muchos casos en fuente principal del alimento.

“Todos me cuentan que la harina es principalmente para el pan, pero también para pastas, tortas fritas y pizzas. Muy poca gente utiliza esa harina para cocinar y vender el alimento, la gran mayoría es para poder alimentar a sus hijos”, dice el gastronómico.

No cobro el transporte, porque es un servicio más, nadie hace esto, y de lo contrario mucha de esta gente no llegaría a alimentarse todo el mes

“Hemos perdido la cuenta de cuánto tiempo llevamos haciendo todo en casa”, compartió Olga, una cliente de Britez, a Bife. “No podemos permitirnos comprar lo que necesitamos en el super, así que hacemos lo que podemos con la harina”.

Sin embargo, esta lucha por sobrevivir tiene un precio significativo en la salud de estas familias. La falta de diversidad en la dieta, con un exceso de carbohidratos y una deficiencia de otros nutrientes esenciales, plantea preocupaciones sobre los problemas de salud a largo plazo.

“En una oportunidad, fui a una casa y salieron 5 nenes que se pusieron a jugar alrededor del coche. Me puse a hablar con la madre y me contó que una bolsa de 25 kilos de harina le alcanza solo para dos semanas: “A mí esta bolsa de 25 kilos me dura dos semanas, porque más que nada todos acá se alimentan de pan y de tortafritas y de pastas, todo casero. Está noche, por ejemplo, les voy a hacer unas tortas fritas con té”, concluye Britez en comunicación con Revista Bife.

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