Los “otros” buscadores: un juez federal avala las apropiaciones por considerarlas “actos de amor”

Baric, investigado por ser parte de la “Gestapo macrista”, resolvió prescribir la causa de las denuncias por apropiación de la red de tráfico de niños que operó en General Pico. Dijo que los padres “adoptivos” buscaban darle amor a las criaturas. El testimonio de los involucrados. El proyecto pampeano que reconoce el derecho a la identidad biológica. Las Abuelas y la discriminación estatal hacia aquellos buscadores que no tienen vínculo con la última dictadura militar.

Las personas que buscan su identidad por fuera de los crímenes cometidos durante la última dictadura militar, no reciben atención estatal. Cuando se descarta su nexo con delitos de lesa humanidad, los casos quedan a la deriva. Son ninguneados tanto por los organismos oficiales, organismos de DDHH como por la sociedad, más propensa a la indiferencia o a la sensibilidad selectiva. No hay equipos para orientar a las víctimas ni un ámbito formal que los reúna. Las búsquedas se pierden así en ONG, oficinas y juzgados, y en grupos de Facebook donde miles de miembros comparten fotos, datos y partidas de nacimiento. Busco Madre Biológica La Pampa, Esperanza Pampeana, Por nuestra identidad, Hijos unidos en búsqueda, Nacidos y apropiados en 1974, son sólo algunos.

¿Por qué unas víctimas son más importantes que otras?

Me enteré de la red de tráfico de niño y apropiaciones en General Pico mientras escuchaba los relatos de Juan Alducín y Pamela Guerra en la Legislatura. Juan se enteró que no compartía la misma sangre que sus padres cuando su madre le confesó que una amiga suya, esposa de un médico, le prometió un bebé cuando una mujer no pueda o quiera tenerlo. Luego descubrió que le habían cambiado la fecha de nacimiento, hasta que en 2018 vio en un portal digital la noticia de que había funcionado en General Pico un red de trata de niños. Así comenzó su búsqueda y fundó, junto a Pamela Guerra, la página Buscadores de Orígen.

No hay equipos para orientar a las víctimas ni un ámbito formal que los reúna

Pamela es hermana de un niño que, al nacer, dijeron que estaba muerto. Sus padres presumen que está vivo, porque nunca les mostraron el cajón. En 2017, en medio de las múltiples denuncias mediáticas y judiciales por robo de niños, la familia Guerra consiguió la exhumación del cuerpo y el ADN. El resultado coincidió, pero la familia descree de los resultados por la cantidad de “irregularidades” que hubo en todo el proceso. 

Los jóvenes habían asistido a una comisión en la Cámara de Diputados para debatir un proyecto por el que se reconoce el derecho a la identidad y se crea un banco de datos genéticos con la elaboración de un registro. Al mismo tiempo que escuchaba sus escalofriantes historias, se estaba promocionando en otra sala, un documental sobre los hijos de desaparecidos, el robo de niños y el trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo. Me llamó la atención cómo este documental tenía más prensa y era celebrado por todo el arco político y las organizaciones sociales, mientras que la historia de las víctimas de la red de apropiación por parte de médicos, enfermeras, parteras y funcionarios del Registro Civil pasaba desapercibido como cualquier proyecto de resolución. 

¿Por qué los apropiados por los militares conmovía y los apropiados por civiles no?

En el fallo del juez afirma que si la madre tiene “imposibilidad económica” está bien robarle la identidad a ese bebé”

Como se detalla en esta nota, desde principios de los 60 hasta principios de los 90 operó en General Pico la red de tráfico de bebés más grande de la región, en la que médicos y enfermeras tomaban niños de mujeres usualmente pobres y los colocaban en familias que no podían procrear. La solitaria e insistente búsqueda de una de las víctimas destapó el entramado que se formó entre civiles profesionales y el Estado para asegurar la impunidad de los actos delictivos, que derivó en 2017 en una causa con 14 denunciantes -buscadores, víctimas de dicha red- en la justicia federal por sustracción de la identidad. 

Pese a que se entregaron elementos tan contundentes como 8 partidas de nacimiento apócrifas, grabaciones de personal del Registro Civil que reconocía la existencia de la red, grabaciones públicas de uno de lo médicos que admitía haber entregado niños como “acto de amor” y nombres de testigos claves, el juez federal en La Pampa Juan José Baric -investigado por espionaje a sindicalistas en la denominada “gestapo macrista”– decidió cerrar la causa por considerarla “prescripta”. Sin embargo, no se privó de realizar una serie de “polémicas” apreciaciones que se detallarán a continuación.

Para justificar el delito de robo de bebés, Baric se refirió a los padres apropiadores como padres “adoptivos” porque, según el juez, los matrimonios involucrados tenían como fin darle “amor” a una “criatura”, frente a madres que por “desesperación”, “vergüenza” y/o “imposibilidad económica” entregaban a sus criaturas. Baric, entonces, habla de “acto de amor”, frase tan recurrente entre los involucrados y un sector de la sociedad que avala la apropiación. La diferencia, claro está, es que en este caso se trata de un juez federal, que establece una nueva figura, la de “adopción tácita”, al considerar ésta una vía de adopción. 

Fallo del juez Baric

Textualmente, Baric dice: “Elementales reglas de lógica y razonamiento me inclinan a pensar que la llegada de aquellos niños, hoy denunciantes, al seno de los distintos matrimonios no fue producto de una sustracción, si no por el contrario de un deseo de tener una criatura y brindarle ternura y protección”. 

Andrea Langhoff, primera víctima en denunciar la red, señala: “Esto es una aberración. Primero dice que todos los chicos fueron criados con amor, cosa que es mentira, y si fuera verdad no les importa el derecho a la identidad, sobre todo en los pobres porque dice que si la madre tiene “imposibilidad económica” está bien robarle la identidad a ese bebé”.

“Es peligroso porque habilita a que cualquier persona pueda agarrar un niño, por ejemplo, de Neuquén y llévalo a Misiones. Entonces, según esta lógica, si los padres biológicos son pobres y el niño fue criado con amor, no hay delito. Es gravísimo, sobre todo con la mujer, ya que si cae en la pobreza cualquiera estaría legitimado a llevarse su hijo”, advierte. 

Más adelante en el fallo, dice que el motivo de la denuncia “es saber su origen biológico” pero desestima la causa al opinar que “denunciar el hecho ante la justicia penal como si ello, per se, resolviera mágicamente esa situación, no luce como el camino adecuado para solucionar tan delicado tema”. 

El delito de apropiación de la identidad no está tipificado en el Código Penal argentino. Solo se contempla aquellos que han sido apropiados durante la última dictadura militar (1976-83). En este sentido hay una clara discriminación hacia los individuos que han sido víctimas de civiles. 

Puntualmente en el caso pampeano, el fiscal provincial Agüero, antes de declararse incompetente y pasar la causa a la justicia federal, consiguió un fallo de la Corte Suprema que sentó jurisprudencia porque afirmó que toda denuncia en que un niño que haya sido separado de su seno materno y no conozca su identidad. la prescripción comienza a correr los años en el momento en que la persona recupera la identidad biológica.

Las Abuelas han hecho un trabajo increíble pero en parte han sido egoístas, porque tienen la legitimidad para lograr que se incluyan a todas las apropiaciones

“Este fallo es lo más cercano de la justicia federal para que las víctimas se puedan amparar, porque cuando es de la Corte Suprema se fija un precedente. Sin embargo, en nuestra causa no se tomó en cuenta este fallo”, lamenta Langhoff.

Lo más curioso es que al momento de que el juez cerrara la causa, muchos de los buscadores ya habían recuperado su identidad, como el caso de Andrea Langhoff, que se reencontró con su madre, hermana y padre; o el de Lorena Millán, cuyo encuentro se puede ver en este informe de Telefé. En el programa, Lorena y su madre están llorando, tomadas de la mano: “Me dijeron que había muerto al nacer”, comenta entre lágrimas la madre. Sin embargo esos testimonios no fueron tenidos en cuenta en la causa.

Ahora bien, ¿cómo es posible que una causa de estas características, que va más allá del delito de sustracción de la identidad porque hay también falsificación de documentos públicos, robo y desaparición de bebés, pase desapercibido? ¿Cómo es posible que no sea registrado por los medios de comunicación ni por los organismos de Derechos Humanos? 

En Argentina los casos que no encajan en el periodo del terrorismo de Estado quedan desenfocados de las políticas de identidad y suponen búsquedas a pulmón. ¿Tienen acaso los niños apropiados fuera del terrorismo de Estado un estándar inferior de protección, como personas menos importantes para que la justicia o el Estado invierta sus recursos en buscarlos?

A diferencia de muchos países que contemplan en el código penal el tráfico de niños cuando han sido separados de su familia sin permiso a cambio o no de dinero, el código penal argentino sólo tiene tipificado en lo que respecta a esclavitud laboral o sexual. 

¿Tienen acaso los niños apropiados fuera del terrorismo de Estado un estándar inferior de protección, como personas menos importantes para que la justicia o el Estado invierta sus recursos en buscarlos?

Las Abuelas de Plaza de Mayo lograron en la reforma constitucional de 1994 el ingreso de un artículo que declara que toda causa en la que haya un niño sustraído de sus padres por la última dictadura militar es imprescriptible. Pero queda un vacío legal para todos los demás niños, por eso el juez Baric -y tantos otros- resuelven prescribir los casos. 

“Las Abuelas han hecho un trabajo increíble pero en parte han sido egoístas, porque tienen la legitimidad para lograr que se incluyan a todas las apropiaciones, más allá del terrorismo de Estado, porque si no hay voluntad es ir remando contra la corriente”, afirman muchos de los buscadores. 

Por otra parte, aseguran que una de las razones por las que no se avanza en este sentido tiene que ver con el resarcimiento económico. “El miedo de que las causas avancen es que cuando vos tenés una resolución en una cuestión penal, automáticamente se abren las puertas de lo civil, de ir por daños y perjuicios, entonces tienen miedo de una catarata de juicios. El Estado piensa con el bolsillo”, dicen.


Soledad Gesteira es antropóloga. Desde hace años colabora con Abuelas de Plaza de Mayo. En 2007 descubrió que, además de los nietos, habían miles de personas que buscaban sus orígenes por fuera del terrorismo de Estado, y que el tema se complejizaba a medida que se interiorizaba en los casos. Fue así que se contactó con Raíz Natal, una de las primeras organizaciones -surgida en 2003- de individuos por fuera de la dictadura militar que se organizaron para buscar sus orígenes.

“Comencé un nuevo activismo, que no tenía que ver con Abuelas, sino con personas que buscaban su identidad biológica y luchaban para legitimar sus historias. Estas organizaciones decían ‘nosotros también buscamos’“, cuenta en comunicación con Revista Bife. 

En Argentina los casos que no encajan en el periodo del terrorismo de Estado quedan desenfocados de las políticas de identidad y suponen búsquedas a pulmón.

“Las apropiaciones durante la dictadura se logran porque ya existía un entramado jurídico y burocrático de falsificación de documentación y de entregas. Además, ésta práctica era bien vista por un sector de la sociedad”, explica. 

“Vi que a partir de 2014 se da un proceso de federalización, porque surgen más organizaciones en distintas partes del país. En estos casos lo que es recurrente es el vacío, la soledad y la angustia”.

“El tema de los orígenes antes no era considerado una información relevante. Esto cambia con las Abuelas de Plaza de Mayo, que coloca al robo de niños como un problema social y jurídico. Entonces empieza a ver un cuestionamiento”, afirma.

Estas organizaciones decían ‘nosotros también buscamos’

La antropóloga admite que aún hoy este “es un tema marginal” dentro de la agenda pública, pero señala que se ha avanzado mucho, sobre todo por la voluntad y prepotencia de los buscadores. “Veo cambios, veo logros, con su tenacidad, con su creatividad y con la potencia de lo colectivo. Abuelas surge en 1977. Y estás organizaciones surgen en 2002. El laburo de Abuelas es un norte que están siguiendo”. Todavía hay mucho camino por recorrer”, concluye.

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