El Kuelgue por primera vez en Santa Rosa: “La mayoría de las canciones nacen de un juego, de una zapada en la casa de alguno”

El Kuelgue es una banda consagrada que goza de una particularidad: todo el tiempo alguien la está descubriendo, como si se tratara de una gema a rescatar cuando la escena nacional entra en la tentación de repetirse. Pese a cargar con dos décadas de escenarios y con una fuerte exposición por factores que trascienden lo musical -principalmente por el oficio actoral de su frontman, Julián Kartun-, su carácter inclasificable dentro de los parámetros del rock argentino los mantiene flotando al ras de la superficie del mainstream, a la espera de que ese alguien -ricotero, piojoso, bersuitero, etc- baje, se sacuda la nostalgia, pare el oído, y quede narcotizado a base del ritmo y sustancia de la formación gestada en el barrio porteño de Villa Crespo.

“Ahora que lo decís, hay algo de eso de que siempre nos están descubriendo. No podemos creer que se renueve el público, ¿viste? Siendo que nosotros ya somos tipos de 40 años promedio y, sin embargo, hay público que llega a nosotros por primera vez. El nuevo disco trajo mucha gente nueva, y eso está buenísimo, claro”, admite Santi Martinez, tecladista de El Kuelgue, en diálogo con BIFE. La banda llega este 20 de septiembre por primera vez a Santa Rosa a través de la productora Rancho Aparte, y serán teloneados por Monoambiente.

El riesgo musical que propone el Kuelgue no es nuevo dentro del rock nacional, donde exponentes como Alfredo Casero, Los Decadentes, Las Manos de Filippi y hasta Andrés Calamaro, han coqueteado con el factor humorístico en sus obras. Pero El Kuelgue lleva esa faceta más al límite para empujarlo al absurdo. Y le sale bien, porque además la búsqueda no sólo pasa por el tinte lírico. También arriesgan en la amalgama de géneros que va desde el reggae, la bossa, el pop y la tradición de nuestro rock. Y probablemente aún haya zonas sin explorar para la banda.

Santi Martínez

—¿Creés que hoy es más aceptable la propuesta de la banda que a comienzos de los 2000?

Sí, cuando arrancamos era mucho más fuerte el hecho de no hacer ningún género, o no estar encasillados en ninguno. Hoy eso ya es más común: las bandas no son tan rígidas porque todos escuchamos música de todos lados. La globalización hizo que cruzar cosas sea más natural. Pero sí, seguimos en esa.

—Ustedes siempre reivindicaron lo lúdico como motor creativo. Al principio era juntarse, tomar algo, fumar, zapar y de ahí salía un tema. ¿Todavía funciona así en contextos de giras y estudios?

Seguimos buscando esos momentos, aunque ahora tengamos giras y deadlines. Muchas veces alguien trae algo más armado, pero la mayoría de las canciones nacen de un juego, de una zapada en la casa de alguno. Eso nos divierte más que sentarnos en un estudio. Igual aprendimos cosas nuevas: grabamos con productores, probamos otros métodos, y descubrimos que también ahí se pueden dar cosas buenísimas.

¿Cómo convive lo lúdico con las responsabilidades de una banda profesional y sus obligaciones? ¿Delegan en gran parte lo burocrático?

La verdad que estamos muy encima. Tanto Julián como yo, y Mojo, el bajista, nos ocupamos. Hay un gran equipo atrás, pero todo pasa por nosotros: lo estético, lo administrativo, todo. Es agotador, pero si delegás demasiado, después las consecuencias también son tuyas.

—Julián comentó alguna vez que le incomoda escuchar “Circunvalación” en la radio porque ya no canta así, que esa voz le suena ajena. ¿Cómo te llevás vos con esos hits fundacionales?

A veces renegamos porque querés renovar la lista y evitar la rutina, pero después está buenísimo ver cómo reacciona la gente. Te das cuenta de que esas canciones siguen teniendo sentido. También buscamos darle a esos temas otra vuelta de tuerca en el vivo, con lo performático.

—¿En que momento dijeron: ‘Pará, nos está yendo bien, podemos vivir de esto’?

Creo que cuando empezamos a tocar en lugares como Niceto. También cuando nos comenzaron a pasar cosas como alguien que te grita “aguante El kuelgue” desde un auto y decís “qué raro esto”. Pero nunca nos lo tomamos demasiado en serio. Siempre intentamos concentrarnos en lo que tenemos que hacer: tocar, componer, seguir.

—Vos tenés tus proyectos, Julián los suyos… ¿El Kuelgue es prioridad?

Sí. Obvio que nos gusta hacer cosas aparte porque nos nutre y después repercute positivamente en la banda. Nadie queda reprimido. Mientras se organice con tiempo, se puede todo. Pero hoy la priorirad la tiene El Kuelgue.

Conseguí tu entrada a través de @planetaentrada o en los puntos de venta habilitados

• EL KUELGUE • 20 de Septiembre – Club San Martín

QUIENES SOMOS

 

Revista pampeana de sociedad, política y cultura. Crónicas, perfiles y entrevistas sobre los temas y personajes del momento, que influyen en la realidad. Espacio de intervención y debate.

redaccion@revistabife.com

 

Ad