Mientras el mundo sigue de cerca el cónclave en el Vaticano, donde mañana a las 16.30 los cardenales elegirán al sucesor de Francisco, entre los nombres con chances aparece el del argentino Mario Aurelio Poli, ex obispo de La Pampa. Su figura, sin embargo, arrastra una sombra: fue quien encabezaba la diócesis cuando se denunciaron por abuso sexual a los sacerdotes José Luis Padilla y Hugo Pernini.
En diálogo con el programa Aire Libre, la psicóloga Liliana Rodríguez, integrante de la Red de Abusos Eclesiásticos de Argentina, recordó que Poli conocía los casos. “Los sobrevivientes le relataron en persona lo que estaban viviendo. Era abuso sexual agravado por ser ministros de culto. Y él no hizo nada”, aseguró.
Rodríguez enfatizó que el entonces obispo tenía la responsabilidad de actuar: “Encubrir es avalar que el abusador continúe. Y quien toma conocimiento tiene la obligación legal de denunciarlo. Poli no protegió a las víctimas, sino que las desoyó”.
La psicóloga rememoró una escena con crudeza: “Le dio una palmada en la espalda a una víctima y le dijo que fuera feliz, como si pudiera dar vuelta la página así nomás. Una actitud que muestra total desconocimiento del daño que provocan estos abusos”.
Rodríguez insistió en la necesidad de reconstruir la memoria: “Poli fue ascendiendo en la jerarquía mientras esto ocurría. Hoy podría ser papa. Por eso es clave recordar lo que hizo y lo que no hizo. Para saber hacia dónde vamos, tenemos que saber de dónde venimos”.
Pernini fue condenado a 12 años de prisión. Padilla, absuelto por el beneficio de la duda, falleció en septiembre pasado.
