Matías Yamil George permanece detenido desde el miércoles 11 de enero en la división de Toxicomanía de General Pico. El cultivador de 32 años fue interceptado en el puesto caminero de Realicó con 3 kilos de flores de marihuana cuando regresaba desde la provincia de Córdoba, lugar al que había asistido a un encuentro cannabico. En su declaración, Matías indicó que las flores le fueron obsequiadas para la elaboración de aceite de cannabis medicinal.
Horas después de su detención, la justicia ordenó un allanamiento en su vivienda de la calle Pampa en Villa Alonso. En el domicilio hallaron otros 6 kilos de cogollos en frascos rotulados y bolsas, 40 plantas, aceites y otros elementos relacionados al cannabis.
A Matías se le inició una causa por el traslado de estupefacientes bajo la Ley 23.737, cuya pena van de los 4 a 15 de años prisión. Además, la Justicia investiga si lo hallado en su casa estaba destinado para su comercialización.
Matías Yamil George permanece detenido desde el miércoles 11 de enero en la división de Toxicomanía de General Pico
“Estamos a la espera de que determinen lo que respecta al allanamiento”, confirma en diálogo con BIFE Ayelén, pareja y compañera de Matías en Olta, el emprendimiento que, según sus palabras, se trata de un “servicio de tratamientos terapéuticos” que incluye la utilización del cannabis.
“Lo que ofrecemos en Olta es un servicio terapéutico. El cannabis está porque está. También utilizamos otras plantas y otras prácticas”, aclara la joven, e insiste: “Nosotros ofrecemos terapia”.
Matías y Ayelen incursionaron en el cultivo de marihuana hace poco más de cuatro años. Comenzaron haciéndolo para uso recreativo y poco a poco fueron investigando sobre su utilización con fines medicinales. Las primeras personas en someter a tratamientos alternativos con cannabis fueron -además de ellos mismos- sus familiares. “Mi abuela fue la primera familiar a la que le di un derivado para que use para paliar sus dolores. Al principio era como que a veces lo aceptaba y a veces no, era medio esquiva. Pero a medida fue perdiendo el miedo hasta que se cansó de tomar pastillas y adoptó lo que le brindaba para su tratamiento”, recuerda Ayelén.
A Matías se le inició una causa por el traslado de estupefacientes bajo la Ley 23.737, cuya pena van de los 4 a 15 de años prisión
Las terapias ofrecidas por Matías y Ayelén fueron creciendo en los últimos años gracias a la apertura social que hubo respecto al uso medicinal del cannabis, principalmente a la utilización de aceites. En el caso de Olta, su creadora resalta que su servicio es “integral” y que el cannabis sólo es un componente más. “Nosotros en las consultas observamos un montón de cosas y a partir de las observaciones decidimos como abordar el tratamiento. Muchas veces la solución no es el cannabis. Hay otras cosas, como mejorar la alimentación y ciertos hábitos”, dice.
Los dos -Matías y Ayelén- se formaron en terapias alternativas principalmente desde el autoconocimiento y desde la experimentación a través de su organismo, implementado en sus tratamientos terapias holísticas, coaching, biodecosificasión y medicinas de hierbas. “Nuestra filosofía es que primero hay que pasar todo por el cuerpo. Experimentamos, y después consideramos de qué manera aplicarlo a las personas que se acercan para comenzar un tratamiento”, profundiza.
“Estamos a la espera de que determinen lo que respecta al allanamiento”
-¿Cuántas personas estaban bajo su tratamiento hasta la detención de Matías?
Si hablamos de tratamiento constante estamos hablando de 50 personas, pero es fluctuante. Pretendemos resolver la situación en un periodo de 3 o 4 meses y que luego sigan con su vida y con ese problema puntual solucionado.
-¿Las personas que llegan a ustedes lo hacen en primera instancia en busca de una terapia con cannabis?
Muchas veces sí, pero no siempre. Llegan a nosotros por referencias de personas que fueron tratadas, por el boca en boca.
LOS GRISES DEL REPROCANN
En marzo de 2017, el Congreso Nacional aprobó la Ley 27.350 que regula el “Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados”. Si bien una reglamentación inicial limitó el uso legal de esta planta para el tratamiento de pacientes con epilepsia refractaria y la investigación científica, un decreto posterior, amplió el acceso del cannabis a otros pacientes.
En la actualidad, son más de 87 mil personas las que se incorporaron al Registro Nacional de Personas autorizadas al cultivo controlado con fines medicinales y/o terapéuticos (Reprocann). “Una base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuenten con las condiciones para acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis, con fines de tratamiento medicinal, terapéutico y/o paliativo del dolor”, explica su sitio oficial.
Matías y Ayelen incursionaron en el cultivo de marihuana hace poco más de cuatro años
El cultivo en sí no puede superar los 6 m2 (en interior) y 15 m2 (en exterior), ni contener más de 9 plantas florecidas por usuario registrado. En cuanto al transporte, se permiten entre 1 y 6 frascos de 30ml de aceite (los típicos goteros) o hasta 40 gramos de flores secas.
Uno de los terrenos pantanosos por los que transita el Reprocann, está ligado puntualmente al acceso a los derivados del cannabis, principalmente al aceite. La Ley explica que sólo se puede obtener productos para tratamientos de patologías a través de una receta médica, cuyo médico debe estar también registrado en el Reprocann.
El problema radica en que muchos profesionales de la salud no recetan un tratamiento de estas características porque aluden que no conocen cultivadores o, simplemente se niegan a hacerlo. A su vez, la apertura en cuanto a la utilización de derivados de la marihuana es tal, que los productos se ofrecen y promocionan a través de redes sociales, y pacientes que buscan paliar dolencias sin fármacos, acceden a ellos sin estar registrados y desconociendo que están infringiendo la Ley.
El cultivo en sí no puede superar los 6 m2 (en interior) y 15 m2 (en exterior), ni contener más de 9 plantas florecidas por usuario registrado
“Estamos en un país con leyes muy contradictorias y con grandes grises. Sin ir más lejos, en la última Expocannabis todo el mundo vendía aceites y semillas. Era un kiosco, y se supone que está prohibido. Ese es un ejemplo claro, porque la Expo está auspiciada por el Gobierno Nacional”, expresa la emprendedora de Olta. Y asegura que si bien son usuarios inscriptos en el Reprocann, sólo pudieron hacerlo en una de sus categorías, la de “pacientes”. “Quisimos registrarnos como ‘cultivadores solidarios’, pero no pudimos hacerlo. La página se caía todo el tiempo y el trámite quedó en la nada”, dice.
-A través de las redes sociales, manifestaste que sabían el riesgo que corrían, pero decidieron seguir haciéndolo, ¿Te referías a algo puntualmente?
No. Me refería a todo. Ya tener una planta significa un riesgo porque pueden robarte. También los problemas legales por los que estamos atravesando. Todo.
“Estamos en un país con leyes muy contradictorias y con grandes grises
-¿Lo que sucedió con Matías, te hizo replantearte el hecho de seguir utilizando cannabis medicinal bajo las leyes vigentes?
Para mí el cannabis es una planta más que funciona para trabajar cosas, sí, pero es una planta más. Lo usamos como se usa el poleo cuando tenemos un malestar estomacal. Yo a las plantas las uso porque están disponibles.
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