Una docente de la Escuela Hogar N° 88 de La Humada, Natalia Jeannée, publicó en su cuenta de facebook una carta en la que describe situaciones por las que atraviesan los alumnos, docentes y personal del establecimiento del oeste de la provincia.
En su relato la docente sostiene que la comida no alcanza, los artefacto sufren pérdidas de monóxido de carbono, techos que se llueven y calefacción deficiente “Pasan cosas, el silencio me pesa, me aplasta”, escribió.
“Yo trabajo en esta escuela. Y me da muchísima tristeza lo que está sucediendo”, expresó Natalia. “Tristeza porque la comida es lo que hay. A veces es tan poca que como docente paso de largo, o como ahora que ya no hay comida y se va resolviendo día a día que se hace. Porque los proveedores no le llevan más a la escuela. Porque se adeudan algunos pesos… unos cuantos”, dijo.
“Y si… tenemos gas, pero también tenemos intoxicaciones por monóxido de carbono. Tenemos cocinas que estallaron y resultó lastimada una de las cocineras, y luego la misma cocina explotó para ya quedar así porque no hay $$$ para arreglarla”, relató. Y siguió: “los techos se llueven, la caldera del SUM nos hizo pasar frío este invierno por no andar”.
“A eso podemos sumarle que el estado de los calefactores y cocinas de las casitas son grandes protagonistas de accidentes serios. Ahora casi no la cuentan 2 docentes, que tuvieron una muy grave intoxicación con monóxido de carbono. Hace unos meses me tocó a mí y a mis compañeras. Se ve que un ángel nos sacó de la cama a las 5 y 20 de la mañana y nos salvó la vida, porque no sabemos que o quien hizo que nos levantáramos a esa hora ese día”, relató.
La docente contó que “las habitaciones del hogar tienen alarmas, hay una en cada habitación (4 en total) que a la mitad de la noche empiezan a sonar descontroladamente, pero la situación se resuelve abriendo las ventanas hasta que se silencian. Porque nos dijeron que suenan porque hace calor. No por el monóxido”.
“El personal no docente hace lo que puede con los recursos que hay. Lo dan todo”, aseguró.
“Los y las docentes, algunos lo hablamos, lo reclamamos… sabemos que más arriba lo saben. Sabemos que las cuentas están en rojo. Sabemos que lo administrativo está funcionando mal, que lo pedagógico hace agua, bah… sabemos un montón de cosas. A veces ya no sabemos qué hacer. Cómo ahora. Porque seguramente después de esta nota me van a llamar la atención. Obvio, cómo se me ocurre escribirlo, así, para todos”, sostuvo.
“A los docentes no se nos escucha, nunca se nos tiene en cuenta. Pero hay que seguir y seguir. Porque en los papeles tiene que estar todo ordenado. Porque lo importante es lo que se ve aunque algunos, como yo, sostengan que lo que no se ve también es importante”, finalizó.