Dos columnas de hilo sisal se alzan y dan lugar a una superficie de felpa y a un cilindro con entrada circular, más arriba otra superficie, una soga que cuelga y, en lo alto, una especie de sillón en miniatura. Es la casa/rascador para gatos más exótica de Mundo Mascotas, el primer Petshop de La Pampa; y -si bien hasta el momento nadie la ha comprado (cuesta unos $25.000)-, es la razón por la cual una cantidad de transeúntes día a día se detienen detrás de la vidriera a contemplarla, como si fuera un tótem.
Con servicio de peluquería, consultorio veterinario, alimento de la más variada gama y una diversidad de accesorios, Mundo Mascotas es el paraíso de los perros y gatos que habitan Santa Rosa. En poco más de un mes de existencia, la inflación desatada no ha sido un impedimento para que el local funcione con viento de cola: no ha habido un día sin que un mascotero no se lleve un producto. “En enero pensé que iba a estar de gusto, porque la gente en general se va, pero sin embargo seguimos igual, la gente se acerca, mira, pregunta y muchos compran”, cuenta a Revista BIFE el santarroseño Guillermo Ogallar (33), dueño de Mundo Mascotas, y quien vio una demanda que nadie estaba cubriendo en La Pampa, una necesidad del vecino de mejorar la calidad de vida del bicho.
El crecimiento de las mascotas es una ola mundial. Si hay un mercado en Argentina con proyección es el vinculado al mascotil. El fenómeno no sólo se da en Occidente sino también en India, China (donde Argentina es uno de los principales exportadores de alimento balanceado -click-), Tailandia y Vietnam, en paralelo al descenso de la natalidad. Porque tener un hijo, en nuestra época marcada por la ilusión de la superación personal y el emprendedurismo, es un problema. En Argentina, por ejemplo, la natalidad bajó del 24 x 1000 anual en 1960 al 17 x 1000 en 2015; en Estados Unidos, del 24 al 12 x 1000 en el mismo lapso; en España, de 22 a 9 x 1000.
Desde lobos que se hicieron perros, pasando por animales con una función utilitaria específica hasta hoy cuyo rol es cada vez más psicoafectivo en la compleja familia moderna, las mascotas precisan más elementos para vivir con el confort de los humanos. “Antes se compraba una bolsa de alimento balanceado de 20 kilos por lo que hoy pagas solo por un kilo. Se han especificado tanto los alimentos… Se fabrica por raza, por edad, por tamaño, por problemas cardíacos, problemas de piel, problemas urinarios, lo que se te ocurra, y lo que todavía no se ha hecho”, explica Ogallar.
Tener un hijo, en nuestra época marcada por la ilusión de la superación personal y el emprendedurismo, es un problema
El negocio mascotil es el más atractivo del momento. Pese a la crisis mundial originada por la pandemia, es uno de los pocos rubros que no se ha visto perjudicado y que tiene proyecciones impensadas. Hasta el 2018 el mercado movía en el planeta más de 100.000 millones de dólares al año. Estados Unidos, donde hay casi la misma cantidad de mascotas que de habitantes -click- es un espejo del futuro. Allí, la pet industry pasó de generar 31 mil millones de dólares en 2003 a 62 mil millones en 2013. De la mano o, mejor dicho, de la pata de este crecimiento, los productos se sofistican hasta límites extremos: hay spa canino, cuchas tecnológica afuera de los shopping de mascotas para que el pichicho no se estrese y espere con aire acondicionado y música, cerveza para perros, empresas de “Pet Party” para festejar el cumpleaños del cuadrúpedo, entre otras.
En Santa Rosa aún no se llegaron a estos hilarantes ejemplos, pero Mundo Mascotas tiene un surtido interesante. Desde productos premium hasta más “ordinarios”, con precios elevados hasta más populares, hay alimento de todo tipo para gatos y perros: diseñados para aquellas mascotas que tienen problemas hepáticos, urinarios, gastrointestinales, con suplementos para los que tiene problemas en las articulaciones, también para animales pequeños, grandes, para su etapa de cachorro y de adulto, según la raza, para las mascotas que sufren sobrepeso hay alimento light, y para las que comen poco hay un alimento especial, se discrimina según la mordida, si viven adentro, si viven afuera, hay alimento para las mascotas que se pasan de excitación… y todo con el valor nutricional en la parte trasera del producto.
Los productos se sofistican hasta límites extremos: hay spa canino, cuchas tecnológica afuera de los shopping de mascotas para que el pichicho no se estrese
“En mi experiencia he notado que los que más tienen menos gastan, y viceversa. Ahora que estoy en este rubro, he notado que personas jóvenes que concurren en un auto común o humilde invierten una buena cantidad de sus ingresos para mantener a sus mascotas en las mejores condiciones”, comenta Ogallar
En cuanto a los accesorios, existe una especie de gel que se cristaliza y que se utiliza como arenero. El gato, que suele tener problemas urinarios, orina y si el gel se pone azul significa que hay que llevarlo al veterinario, si sale amarillo es que está desarrollando un problema, y se tiñe de verde significa que tu minino está bien. También hay “baños” para cachorros sin exigencias y para otros más “chetos”. Hay baños cubiertos, para que tu tímido felino pueda hacer lo primero y lo segundo sin que nadie lo vea. Hay comederos y bebederos plegables para llevarlos a la playa, los hay de bambú y cerámica,y los hay diseñados para perros ansiosos que tragan y no mastican. Hay indumentaria para el frío y hay smoking para eventos especiales. Hay artefactos para lanzar la pelota más lejos, hay otros que mezclan el juego con la comida, y un largo etcétera.
“Hoy llegó un comedero electrónico, un comedero inteligente, que tiene cámaras para que vos puedas ver a tu perro mientras estás en otro lugar. Este comedero lo que hace es dosificar el alimento según la hora, dependiendo cómo se programe. Llegó hoy y se lo llevaron en el día”, cuenta el emprendedor.
Uno podría decir que el mayor afecto hacia las mascotas representa una ampliación del campo amoroso de los humanos, ¿pero acaso no será que esa pulsión en vez de ampliada ha sido reemplazada? Cuando el Papa Francisco habla del egoísmo de tener mascotas por hijos está -más que metiéndose en la vida privada de las personas- marcando algo más complejo: que ha fracasado el intento de introducir al mundo capitalista la lógica cristiana de la piedad hacia los más vulnerables, y que esa pulsión solidaria se ha depositado en otros seres vivos vulnerables no-humanos: las mascotas. Más allá de ejemplos extremos como los de proteccionistas más atentos a las condiciones laborales del caballo que a las del cartonero que utiliza al cuadrúpedo para trabajar, o de los feroces escraches a individuos que tienen a sus canes con hambre cuando en Santa Rosa hay desnutrición infantil (click), hay una tendencia de redirigir la empatía humana hacia los animales, domésticos o salvajes.
Hoy llegó un comedero electrónico, un comedero inteligente, que tiene cámaras para que vos puedas ver a tu perro mientras estás en otro lugar
“El gasto en mascotas los últimos 10 años creció muchísimo en Argentina. Todas las imposiciones sociales, de casarse, tener hijos, etcétera, se están reemplazando por tener una mascota, por eso es que se mueve tanto este rubro”, opina el dueño de Mundo Mascotas.
Gatos a los que se le tramita su DNI (click), perros cuyos “padres” se separan y uno debe pagar la cuota alimentaria. La humanización de las mascotas se puede explicar, seguramente, a partir de los vínculos insatisfechos entre los bípedos, tan propensos al conflicto. La vida en soledad con el bicho, en cambio, hace desaparecer todo tipo de conflicto y otorga pura positividad: una vida cariñosa, amorosa; un mundo feliz. Ahora bien, como explica Agustín Valle en “La mascota que hay en vos”, “la amorosidad por los animales humanizados está matizada por el mando y la obediencia como vector estructurante del vínculo”, es decir, es un amor con correa, un amor controlado, un amor conductual, un amor que con un estímulo se obtiene la respuesta que buscamos, ¿para qué complicarse?
Las mascotas, podría decirse, son la representación del “buenismo” de la época, ¿quién que ama desaforadamente a un perrito puede ser una mala persona? y, por el contrario, si uno no se enternece con un cachorro, “debe ser porque no tiene corazón”. En redes sociales y redes de citas, las mascotas son una muestra de la capacidad amorosa del ser humano. Se suben demasiadas fotos con gatitos porque es una prueba de la voluntad del querer, lo cual, explica Valle, “es tan entendible como paradójico porque la consagración de la mascota como ¿sujeto? del amor sintomatiza la dificultad estructural de los vínculos amorosos entre humanos”.
¿Quién que ama desaforadamente a un perrito puede ser una mala persona?
Por otro lado, las mascotas miden bien. Balcarce fue el primer perro en la historia Argentina en sentarse en el sillón de Rivadavia. Así lo remarcó en su momento Jaime Durán Barba, artífice de presidentes. Más allá de los caniches de Cristina y del can de Alberto, Dylan, quienes mejor expresaron el amor mascotil a través de su ideología fue el PRO. En su visión del mundo conviven la simpatía por los animales y un desprecio a determinado sector social. Balcarce y la doctrina Chocobar. Porque, de nuevo, la inocencia y pureza del animal, la desaparición de todo tipo de enfrentamiento, sintoniza con la cultura neoliberal en la idea de que el conflicto es generado por sujetos aislados y conflictivos (pongámosle sindicalistas, piqueteros, etcétera), y no producto de una sociedad desigual. De modo que unos merecen ternura y otros castigo.
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