Autos Robados: “La gente se organiza para viajar y vernos, no podemos bardear en el escenario”

“Todo lo que está pasando no me lo esperaba. Sí, lo buscábamos y trabajábamos, pero hacía falta suerte. Y al final la suerte es esto: que nos pase, que podamos disfrutarlo”, intenta explicar sobre el presente de su banda Fede Soto, guitarrista, voz y líder de Autos Robados, en diálogo con BIFE.

Los fenómenos son difíciles de entender y mucho más de explicar. Fede pone énfasis en la suerte, pero sin descuidar el laburo que edificó la realidad de uno de los grupos que no deja de expandirse en la escena under. Los últimos dos años de la banda fueron frenéticos: salas agotadas en provincia de Buenos Aires, lo mismo en Capital y giras por gran parte del país. De hecho, este fin de semana tocarán suelo pampeano y por partida doble. El viernes en Santa Rosa, junto a I Love Daiana en Jockey, y el sábado en Eduardo Castex, con Versátil y El vuelo del viajero.

Aunque se reconoce sorprendido, Soto no le escapa a una lectura más amplia: “Hay una necesidad de rock. Hay muchas salas que antes tenían bandas y hoy están vacías. El público está pidiendo un renacer, y nosotros, sin hacer un género de moda ni hablar de lo urgente, estamos en ese lugar. Por eso me sorprende tanto”.

Autos Robados vino a ocupar un lugar vacante en un nicho que fue de los más masivos -y malditos- de finales de los noventa hasta hoy: el rocanrol stone, chabón, o alguna otra etiqueta endilgada en el camino. La banda, que está por cumplir una década, eligió desde el inicio una forma de trabajo constante, algo que no todos los grupos del palo mantuvieron. Editaron EPs, singles, se ocuparon de tener una identidad en las tapas de sus producciones, la gráfica, la comunicación. “Estamos encima de todo, atendido por sus dueños. No hay una disquera atrás. Si hoy estamos donde estamos, es por esa cadena de cosas que cuidamos”, remarca Fede.

El fenómeno excede la música. Los seguidores de Autos Robados replican una tradición que parecía en baja: viajar kilómetros para acompañar a la banda, organizarse en grupos, sumar bengalas de humo y banderas. “Hay gente que vende empanadas para pagarse el micro y la entrada. Eso me da mucha responsabilidad”, dice Fede, y confiesa que desde hace un tiempo tocar no es estar en un “cumpleaños”. “Ya no puedo salir a la cancha a ver qué pasa, dado vuelta. No podemos bardear en el escenario. Cada show es algo serio, nos lo tomamos así”, afirma.

La demanda los obliga a un profesionalismo mayor, pero también a equilibrar las exigencias. “Tengo otro trabajo, siempre lo tomé con responsabilidad, como me enseñaron mis viejos. Pero este año me enfermé de tanto estrés: coordinar equipos, viajar, volver de una gira y meterme de lleno en lo otro… fue demasiado. Ahora estoy cerca de dejar ese laburo, porque la banda necesita que estemos al ciento por ciento”, confiesa.

Además de la música, Fede se ocupa del costado visual de Autos Robados: flyers, tapas y remeras. “No soy diseñador, pero aprendí a fuerza de hacerlo para mi banda. Nunca haría algo para otro. Este año sacamos casi diez modelos de remeras distintas. Me encanta, me apasiona tanto como la música”, dice.

En tiempos donde el rock volvió a tomar protagonismo, donde un puñado de bandas lograron salir del bar, hay una que comparte más de una cosa en común con Autos Robados: Camionero.

También fundada en 2017, tras años de tocar y publicar material, tuvo un ascenso meteórico y forjó, al igual que Autos Robados -además de una marcada identidad-, una comunidad de fieles seguidores que transforman cada show en un ritual. Otra similitud es la edad de sus integrantes: Fede, con 49 años, y Santiago, de Camionero, con 47. Dos músicos que transitan este presente por la vereda de la calma, que se deslizan ante sus convocatorias con un bajo perfil y a conciencia de que las manías y la pose de rockstars son para las nuevas generaciones como Winona Riders o Reybruja. Mientras Camionero absorbe a un público con mayores privilegios, Autos Robados se erige como abanderado de los plebeyos de nuestro rock.

En el corto plazo, Autos Robados se prepara para entrar al estudio y grabar un nuevo EP, mientras sostiene un presente de proyección constante.

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