Después de meses de versiones y con una gestión absolutamente desgastada, finalmente Alberto Fernández echó a Sergio Lanziani de la Secretaría de Energía. En su lugar asumirá el diputado nacional Darío Martínez, cercano a La Cámpora y Cristina Kirchner, en el marco de una reestructuración de la cartera.
Este viernes el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, le pidió la renuncia a Lanziani por orden de presidente. Fue un triunfo -a medias- de Kulfas que mantenía una fuerte interna con el ex funcionario misionero.
El triunfo fue a medias porque Alberto decidió traspasar la Secretaría de Energía a la órbita del Ministerio de Economía. Es un premio para Martín Guzmán después de la resolución de la negociación de la deuda, acaso el único hito importante de la gestión de Fernández hasta el momento.
La Secretaría quedará a cargo del neuquino Martínez, actual presidente de la comisión de Energía en la Cámara de Diputados y de muy buen vínculo con Máximo y Cristina Kirchner.
La idea de dejarle Energía a un hombre de Neuquén es un fuerte mensaje de Alberto (que antes de asumir ya había barajado la opción de un neuquino) a los inversores sobre la prioridad de impulsar Vaca Muerta. De hecho, se menciona que podría trasladarse la Secretaría a la capital de esa provincia.
El final de Lanziani estaba escrito desde hace tiempo. Tras su sorpresiva designación en el cargo, su rol se vio envuelto en una serie de internas y escándalos que terminaron marcando una gestión que nunca despegó.
La Secretaría de Energía fue la más movida de todo el gobierno en los primeros dos meses. En ese lapso se fueron tres funcionarios de primera línea por internas con Lanziani u otras figuras del oficialismo. El primero en renunciar fue el subsecretario administrativo Maximiliano Galli, que se fue apenas dos días después de ser formalizado en el cargo.