El brutal infanticidio ocurrido el viernes último en la capital pampeana sigue conmocionando a todo el país a medida que se conocen más detalles sobre el calvario por el que atravesó Lucio. El informe de la autopsia realizada al niño arrojó que, además de los golpes, mordeduras y quemaduras, tambien hay rastros de abusos sexuales.
Si bien no existen denuncias por maltrato, si hubo señales de alarma sobre la integridad de Lucio. El niño fue atendido cinco veces en el corto periodo de tres meses en centros sanitarios de Santa Rosa. En ninguno de esos ingresos se registró denuncia alguna por parte de las autoridades sanitarias intervinientes teniendo en cuenta que se trataba de heridas de complejidad.
A raíz de esto, los ministerios de Salud, Desarrollo Social y Seguridad entregaron a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas –FIA- la información requerida para determinar la existencia o no de responsabilidades en relación al homicidio de Lucio Dupuy.
El pedido, realizado por fiscal Juan Carlos Carola, surge luego de que se corrobore en la historia clínica de la víctima que Lucio había sido atendido cinco veces en tres meses en diferentes centros de salud por presentar lesiones de gravedad, como fracturas y traumatismos.
Las lesiones por las que Lucio fue atendido
La primera vez fue el 15 de diciembre de 2020: Lucio fue asistido por traumatismos “del miembro superior” en el Hospital Evita.
El 18 de diciembre, ingresó al Hospital Molas donde le diagnosticaron una fractura al nivel de la muñeca y de la mano.
Dos diagnósticos que alertaban de una posible situación violenta por la que estaba pasando. Sin embargo, uno de los fiscales del caso, Walter Martos, informó este martes: “Dentro del ámbito del Ministerio Público Fiscal o en la Unidad de Género, Niñez y Adolescencia, no existe una denuncia formal de maltrato contra Lucio”.
Esas no fueron las únicas veces que el chico debió asistir de urgencia a un centro de salud. El 22 de enero, menos de una semana después de la última asistencia a un hospital, fue llevado a la posta del barrio Río Atuel donde los médicos constataron traumatismos del miembro superior.
El 1° de febrero, apenas una semana después, Dupuy volvió al Hospital Evita por un “código T14-1”. Este significa un traumatismo en el cuerpo.
El último 23 de marzo fue cuando, según su historial, finalizó la seguidilla de visitar médicas. No obstante, el diagnóstico de ese día se trató de una condición que perduró para siempre: le informaron, también en el Hospital Evita, que tenía “mallet finger”. Es decir, una deformidad en el dedo generada por una fractura ósea de la falange distal.
En este marco, desde la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, buscan establecer los motivos por los cuales las autoridades médicas no hicieron las denuncias correspondientes.
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