
La ciudad ingobernable
Santa Rosa vampiriza las aspiraciones de quien intenta gestionarla. Di Nápoli, en el ojo de la tormenta, es criticado por vecinos, concejales y recibe el fuego amigo del Partido Comunista. Entre la pandemia, los azotes naturales y el hartazgo: la ciudad que pende de un hilo, que tiene el aspecto de un niño travieso manipulando con sus manos una copa de cristal.