Voy a ser honesto. Ni bien comienzan a sonar los primeros temas, me doy cuenta de que me cuesta entender lo que se genera alrededor de la banda uruguaya que este martes volvió a tocar después de 13 años. La última vez había sido en el mítico Ángeles del Marconi, ese lugar donde varios tanques del rock nacional dejaron su huella.
Pero que yo no entienda ese fanatismo hacia un grupo que no me atraviesa dice poco. Basta con mirar alrededor: un pibe de unos 25 años, con la remera azul del Diego del Mundial ‘94, emocionado hasta las lágrimas; un cuarentón abrazado a su hijo de no más de 18, ambos con remeras del último tour, compradas a unos buscas en una de las tres esquinas que rodean al gigante de Villa Santillán; esos chicos subidos a los hombros de sus padres, conectando con canciones escritas décadas atrás; esa pareja que acaba de ser mamá y papá, mirándose y dedicándose los temas que escuchaban por la Mega, por MuchMusic o en Siento Rock.
Y también está ese excompañero del Social Bar, dando salto tras salto, el mismo que no veía hace años, con quien recordamos situaciones laborales que compartimos en el pasado.
“Hay gente que se tatuó frases, pibes que nos dicen que nuestras canciones los ayudaron a salir de depresiones profundas o evitar su1cidi0s. Eso pesa. Eso alimenta”, me dijo semanas atrás Roberto Musso, líder absoluto de CDN, mientras descansaba en un cuarto de hotel en México.
Recuerdo esas palabras mientras el show avanza y, de algún modo, lentamente, comienzo a entender el fervor por los uruguayos.

“Esta es la última ciudad de la gira de Puertas antes de regresar a Uruguay”, aclara Musso. “Esta canción me lleva a mi último año de secundario”, me dice quien está a mi lado, ante los primeros acordes de “No Llora”.
La puesta en escena de Rancho Aparte es inmejorable. “Inverno del 92” rankea alto entre los hits, lo mismo que “El hijo de Hernández”, tocada en el inicio. En los bises, “Yendo a la casa de Damián” se convierte en el caballito de batalla elegido por la banda para cerrar una noche donde se mezclan el público que conecta con ellos desde hace décadas y aquel que, hace tan solo unos años, los eligió como su banda sonora.


