Con el auge de la Inteligencia Artificial (IA), el mundo se ha planteado interrogantes sobre su alcance y si, en lugar de mejorar la vida de los humanos, supone un peligro para la sociedad.
Recientemente, el prestigioso escritor e historiador israelí Yuval Noah Harari (autor de Sapiens) calificó a la IA como “una amenaza especialmente grave para las democracias”. “No sé si la humanidad podrá sobrevivir”, advirtió.
Con el ChatGPT de OpenAI utilizado casi como un juego en todo el mundo por ser una novedad asombrosa que remite a los episodios más oscuros de la serie Black Mirror, el Congreso de los Estados Unidos fue escenario del siguiente diálogo el martes pasado:
– ¿Podría la Inteligencia Artificial crear una situación en la que un drone pueda seleccionar el objetivo por sí mismo?
– Creo que no deberíamos permitirlo.
– Pero, ¿se puede hacer?
– Claro.
La inquietante conversación se dio entre el senador republicano Lindsey Graham y el CEO y fundador de OpenAI, Sam Altman, durante la última audiencia sobre IA celebrada en el Congreso estadounidense.
La respuesta de Altman es escalofriante y da más valor a las palabras de Harari, quien en la entrevista con The Telegraph también advirtió sobre el efecto que podría tener la tecnología en el campo de batalla. “El régimen nazi se basaba en tecnologías como los trenes, la electricidad y las radios. No tenían herramientas como la Inteligencia Artificial. Un nuevo régimen en el siglo XXI tendrá herramientas mucho más poderosas. Así que las consecuencias podrían ser mucho más desastrosas”, afirmó.
En la audiencia del último martes en el Congreso, Altman defendió a su ChatGPT,pero admitió la necesidad de que se regule su desarrollo y sus posibles usos.
El empresario de 38 años presentó un listado de las aplicaciones beneficiosas de la tecnología, desde la medicina hasta la lucha contra el cambio climático, y confió en que la IA puede ser utilizada para provecho de la humanidad.
Aún así, consideró necesaria la intervención de los gobiernos del mundo para asegurar que estas herramientas sean capaces de proteger y respetar los derechos y las libertades de los ciudadanos.
“Creemos que los beneficios de las herramientas que hemos desarrollado hasta ahora superan ampliamente los riesgos”, afirmó Altman durante la audiencia.
Por su parte, los legisladores estadounidenses denunciaron que la IA plantea riesgos como la pérdida de empleos o el uso de herramientas de creación de contenidos para generar información falsa por parte de agentes extranjeros.
Altman reconoció que la IA podría afectar el mercado laboral, pero se mostró optimista en que, a la larga, la tecnología generará mas empleos nuevos de los que destruirá. “Somos tremendamente creativos”, aseguró.
A principios de mes, el Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, anunció una inversión de 140 millones de dólares para crear siete nuevos institutos de investigación de la Inteligencia Artificial, con el objetivo de impulsar la innovación responsable y asegurar que los avances en la tecnología sirvan al bien común.
Los centros se unirán a los 18 institutos de investigación sobre IA ya establecidos en Estados Unidos.
Además, la Casa Blanca reveló que las grandes empresas de IA aceptaron someterse a una evaluación pública de sus sistemas durante la convención de hackers DEF CON 31, que se llevará cabo en Las Vegas entre el 10 y el 13 de agosto.