“Lo más parecido a no tener la regla”, “haz lo que quieras, sin notar nada”, “La mejor forma de ser libre”. Son algunos típicos eslóganes de publicidad menstrual. Uno, incluso, llega al extremo de mostrar a dos mujeres en un mar tranquilo hasta que una de ellas es despedazada por un tiburón blanco atraído por la sangre de la joven que no usó tampones. La menstruación como condena, y su exhibición como una forma de condena a muerte (simbólica).
“Nadie se da cuenta, porque ni vos te das cuenta”, era el eslogan de la marca más vendida de tampones en Argentina, estableciendo el ideal de una sociedad sobre la menstruación: la negación absoluta de un proceso que es más complejo que una simple reacción biológica.
Trabajo una experiencia corporal que intenta conectar con el útero, con este espacio que viene a ser como el centro de nuestro sistema erógeno
“La menstruación es más compleja porque es el resultado de un proceso hormonal y energético que está atravesado por el contexto de esa persona. Para menstruar en condiciones dignas dependemos de nuestro contexto“, dice, a Revista BIFE, Camila Catalano, Teraputa Menstrual y biodescodificadora biológica. “Desde esa unión intento acompañar procesos cíclicos, en torno al ciclo menstrual, con herramientas más amorosas que intentan conectarnos con la información que nos trae el cuerpo, y para poder migrar del orden falocéntrico”, explica.
Camila Catalano es una joven santarroseña que lleva adelante encuentros y talleres sobre el Rito del Útero, que cuestiona las maneras de menstruar. “Trabajo una experiencia corporal que intenta conectar con el útero, con este espacio que viene a ser como el centro de nuestro sistema erógeno, pero que está intervenido por este orden patriarcal que deja al útero fuera de nuestro cuerpo. Lo invisibiliza. Esta desaparición trae como consecuencias distintas patologías”., afirma Camila, que puede encontrarse en Instagram bajo el nombre de @gualicho.de.utera.
“Trabajamos desde un lugar meramente corporal. Es llevar la conciencia al útero, y a partir de ahí intentamos resignificarlo porque venimos de esta norma que dice que es una patología”.
Para menstruar en condiciones dignas dependemos de nuestro contexto
¿Qué tipo de patologías se generan a partir de esta negación que impone la sociedad y la cultura?
“El síndrome premenstrual, por ejemplo, que tiene que ver con desequilibrios emocionales muy intensos, que son categorizados como histéricos. Entonces no hay un real abordaje sobre este desequilibrio”.
Catalano explica que el dolor menstrual está naturalizado. “Vivimos en una sociedad patologizada por no atender, o por tener esa mirada falocéntrica”, afirma. “La única información con el útero que tenemos es en el embarazo. En consecuencia los procesos como el menstruar se viven desde la intimidad. Esta invisibilización genera patologías como la endometriosis”.
Cuáles son las herramientas que utilizas en tu taller, le consulta BIFE.
“Respiración, meditación, visualizaciones para poder guiar lo que es habitar un cuerpo con útero. Herramientas que nos hacen pensar como una unidad, no como sistemas separados. Por ejemplo, nos hablan que el sistema reproductor es el útero, y es mucho más profundo. Y más hoy en día con la complejidad de las nuevas identidades que menstrúan, como los varones trans. Necesitamos empezar a ponerle palabras a los procesos y a acompañarlos amorosamente”.
Vivimos en una sociedad patologizada por no atender, o por tener esa mirada falocéntrica
¿Cuáles son los tabúes que todavía persisten alrededor de la menstruación?
Principalmente es el rechazo y la desconexión, como algo que no nos pertenece. Asco, rechazo, silencio, nos cuesta ponerle palabras. Nos cuesta decir que estamos menstruando. Y el tabú de expresar las necesidades a la hora de menstruar: como hablar bajo, descansar, entre otras.
¿Cuáles son los pesares o las incomodidades de las personas que se contactan con vos?
El dolor menstrual. Un intenso dolor menstrual. La pregunta que me genera es: qué es lo que nos duele. El silencio de años. No es una respuesta cerrada, sino que son interrogantes que se van generando.
¿Qué cambios notas luego de realizar estos talleres?
Lo primero que se cambia es el punto de vista, empezar a mirarnos desde otra perspectiva. El dolor puede desaparecer o no, pero se vive desde otro lugar porque la persona puede salir del juzgarse del “por qué mierda me duele” o “por qué mierda menstruo”. El dolor puede aparecer o irse o volver. A mí no me interesa trabajar con la expectativa de que el dolor desaparezca, si no empezar a construir colectivos y apoyos psicosomáticos. La idea no es salir de una exigencia y entrar a otra.
Lo primero que se cambia es el punto de vista, empezar a mirarnos desde otra perspectiva
¿Cómo fue tu proceso, cuándo te diste cuenta que esto era lo que te interesaba y por qué?
Fue un proceso que fui descubriendo a medida que me fui permitiendo cada vez más habitar lo que mi cuerpo me pedía. Sobre todo después de parir a mi hija, después de atravesar ese proceso fisiológico tan fuerte. ¿Por qué todos esos procesos tienen que estar naturalizados o vinculados con la violencia, con el dolor? Ese interrogante de por qué lo que atraviesa mi cuerpo tiene que responder a un orden establecido y no a un orden interno. No tenía respuestas, entonces empecé a buscarlas, y también a crearlas. Me encuentro con mujeres que expresan estas ideas de la necesidad de hacer red.
–¿Qué importancia tiene la ESI en todo esto?
Juega un papel fundamental, porque nos acerca a comprender nuestros procesos fisiológicos desde otro lugar. No solo llegar al útero cuando parimos. También las activistas menstruales buscan teñir a la ESI de un rojo menstrual. Porque si habitamos nuestras menstruaciones sin información, se genera un trauma. Entonces es fundamental.
–Si tuvieras que brindar información para empoderar a alguien, ¿qué dirías?
Perder el miedo al cuerpo y a la información que trae el cuerpo, porque toda esa información es una potencia de creación infinita. Nos empodera porque nos permite llegar a un conocimiento de nosotros mismos, sobre elegir cómo habitar lo que nos sucede.
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