Una influyente organización ambientalista que se llama True Animal Protein Price Coalition (TAPPC) presionó eficazmente a Alemania -la nación más poderosa de la Unión Europea- para que impulse en el Parlamento Europeo una iniciativa con el objetivo de imponer impuestos a la carne para reducir considerablemente su consumo. La medida ha tenido el acompañamiento de muchos sectores europeos por lo que se espera su pronta aprobación.
Este impuesto, denominado “cargo de sostenibilidad”, desalentaría notablemente el consumo de carne en Europa y, por tal motivo, perjudicaría de lleno la economía pampeana que depende, en gran medida, de la exportación de carne vacuna al viejo continente. Para tener una idea, casi el 14% del total de las 29.500 toneladas de las exportaciones de carne vacuna a la Unión Europea del último año, se procesaron en frigoríficos pampeanos.
El primero en notar este futuro perjuicio económico de La Pampa fue Mauricio Agón, diputado radical, quien arrojó la primera piedra a través de un proyecto de resolución donde expresa “preocupación” por el impacto negativo que podría tener en la industria frigorífica pampeana. “Este impuesto ha tenido buenos ojos en Europa, de manera que provocará una merma en el consumo, con los cual bajarían las importaciones nuestras”, explicó Agón. “Por eso hay que estar atento a lo que viene, para buscar otros mercados”.
La organización ambientalista propone desalentar el consumo de carne para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que, según el informe en el que se basan de la organización para la alimentación y la agricultura de Naciones Unidas, generan las cadenas productivas de la ganadería, que equivaldrían al 14,5% del total de gases de efecto invernadero. Según este informe, ese 14.5% del total de GEI se reparte de la siguiente manera: un 45% corresponde a la industrialización de alimentos de origen cárnico, un 39% durante la digestión del ganado y 10% a consecuencia de la descomposición del estiércol.
Por esto, en el marco del denominado “Pacto Verde Europeo” que tiene como objetivo que para el 2050 los 28 países que conforman la Unión Europea se conviertan en climaticamente “neutros”, a partir del 2022 se empezará a aplicar el impuesto que irá incrementándose hasta el 2030, cuando el kilo de carne valga un 40% más. En consecuencia, el impuesto en cuestión cumple una función: desincentivar el consumo de carnes, que podría caer, según el mismo estudio, entre el 30% y 70% para el año 2030.
“Esto es progresivo, pero la progresividad hace que te llegue en un momento y te encuentres con eso. Es para estar atentos, para ver si se puede hacer una intervención y mirar para otros lugares, hacia nuevos mercados”, comentó en comunicación con Revista BIFE Agón, quien recibió el apoyo de todos los bloques de diputados con este proyecto.
Por otro lado, el legislador aclaró que ve con buenas ojos este tipo de iniciativas por parte de los sectores ecologistas: “Queremos que haya menos contaminación”, dijo y reflexionó: “Pero hay que ver todas las aristas de la situación”.
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