La radiografía del ajuste en la breve era libertaria está ocasionando, entre otras cosas, un recorte de la obra pública del 70%, que ha dejado en todo el país a unos 200 mil obreros de la construcción en la calle. En La Pampa se estima que la cantidad ascienda a 800 trabajadores que perdieron su trabajo de la noche a la mañana tras la paralización de las obras del Procrear, Acueducto del Río Colorado y rutas nacionales.
Detrás de los números hay familias que se tienen que reinventar de inmediato para poner el plato de comida en la mesa, vestir a sus hijos, comprarles útiles. Cosas básicas.
Emanuel Rauch tiene 32 años, padre de dos criaturas de 7 y 1 año, está en pareja hace 9 y es el único sostén de su casa. Se dedicó profesionalmente al futbol desde los 15 a los 22 años. Jugo en Vélez. Cuando nació su primer hijo, volvió a Santa Rosa. Tenía la opción del campo pero eligió la construcción. Está en el rubro desde hace 10 años. Con los años progresó, se compró un techo en el barrio Mataderos, también vehículos.
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“Nunca me había pasado esto que me está pasando. Con Macri por ejemplo tenía laburo. Con Alberto pude comprarme todo lo que tengo. Pero hoy con mi señora estamos viendo qué vendemos”, lamenta.
Es uno de los 36 trabajadores que fueron despedidos de un plumazo con un día de anticipación de la hoy paralizada obra del Acueducto Norte que llevaba 750 días de trabajo y pretendía extenderse por más de 140 kilómetros, desde Santa Rosa hasta General Pico.
“La única novedad que tengo es el telegrama de despido que me llegó ayer”, dice Emanuel a Revista Bife. El gobernador Sergio Ziliotto anunció hace pocos días que Provincia se hará cargo de las obras paralizadas por Nación que tengan un avance de al menos un 80%, como las viviendas del Procrear. No es el caso del Acueducto Norte. “Lo único que sé es que la UOCRA le pidió al gobernador que también se haga cargo, pero no sabemos nada, mientras tanto no hay que dejarse estar”, dice.
Un día de parálisis se permitió Emanuel y comenzó a hacer fletes, negocios con su motos, entre otros rebusques. “Trato de cuidar todo. La ropa olvídate, nunca más. Zapatillas, todo eso, ya fue. La comida nunca tiene que faltar, así que nos enfocamos ahí, es lo único que no nos prohibimos”, comenta. “El sindicato también está y nos ayuda con mercadería y un poco de plata para el día”.
Cristian Ramos, 37, padre de 3 chicos de 11, 7 y 1 año, trabajador del Procrear, delegado de obra. Esta semana se trasladaba en bicicleta cuando un “trapito” de la calle Alvear le gritó.
“¡Cristian! ¡viste que Provincia se va a hacer cargo del resto de las casas!”. Cristian frena para quién le hablaba. En total eran tres los compañeros, de los 400 que despidieron recientemente en la obra que se proponía construir viviendas en Santa Rosa, Toay y Pico, que se encontraban lavando autos en ese sector de la ciudad.
“Es alentador escuchar al gobernador decir que se puede hacer cargo de la obra pública, porque Milei nos dejó a muchos en la calle. Es un alivio pero estamos a la espera. Seguimos a la deriva”, comentó Cristian a Revista Bife.
“Escuchamos los que dijo el presidente el 1 de marzo y seguirá destruyendo todo. Recuerdo que en enero la charla que teníamos entre nosotros era por el aumento de precios. En febrero era por el temor de quedarse en la calle. Y ahora nuestro máximo miedo se hizo realidad. Por eso lo que dijo el gobernador nos da un poco de esperanza”, explicó.
“A muchos no les está alcanzando ni para comer, porque el único oficio que algunos manejan en el de la construcción, y después de una edad es muy difícil poder hacer otra cosa; no hay salidas laborales para todos”, lamentó y agregó: “Por ahora muchos están viviendo de algunas changas y de la ayuda social que nos brinda el Sindicato de la Uocra”.
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