En la poética de Clementina Rossini se destaca un vocabulario excelso, preciso y delicado pero no ajeno de la cotidianidad; es decir, conlleva una riqueza léxica o lingüística que ha sido masticado desde la misma realidad, desde las experiencias capitales del ser humano; por lo tanto, escribe y nos habla para compartir sus pareceres sobre el mundo.
Sus palabras sopesan el tiempo y nos expone a las posibilidades infinitas del universo. Desde las obras literarias, históricas, filosóficas o religiosas que Rossini ha leído y sentido en su propio ser, un importante y amplio sustrato de signos que son tratados y trabajados simbólicamente, nos cuenta y, a su vez, interpela, mostrando las proyecciones o trayectorias posibles de la existencia.
Clementina Rossini es scritora y docente nacida en Vértiz (La Pampa) en 1946. En su trayectoria participa en el Consejo Directivo de la Asociación Pampeana de Escritorxs (APE), en la Comisión Directiva de la Federación de Bibliotecas Populares de La Pampa, y en la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Edgar Morisoli”.
Colaboradora en Argentina de las revistas francesas Café Latino (2008) y RBA (2010). Miembro del Jurado en Certamen de poesía y narrativa del Fondo Editorial Pampeano (2015). Es Columnista del diario virtual Noticias Pampeanas.
Entre sus publicaciones se encuentran: Sabor a vida / Saveur á vie —edición bilingüe: español y francés— (Editorial OLA, París, Francia, 2008); La Vigilia del Ángel (7 Sellos Editorial Cooperativa, Santa Rosa, 2016); Desde el umbral de la almohada (7 Sellos Editorial Cooperativa, Santa Rosa, 2018).
OCHO PREGUNTAS
—¿Había en el hogar una biblioteca familiar? ¿Cómo se relacionó con los libros?
Nací en un próspero pueblo del norte de La Pampa, cuando los únicos medios de comunicación eran: teléfono público desde una central telefónica, diarios que llegaban por tren al día siguiente o más tarde, desde Buenos Aires y radios que por ese entonces funcionaban a batería. Generalmente se podía escuchar durante la noche. Hago esta salvedad para que se tenga en cuenta el aislamiento informativo y cultural en el que se vivía en el mil novecientos y tanto, ya avanzada la cuarta década.
En mi casa natal existía una biblioteca familiar especialmente formada por mis cuatro hermanos (mucho mayores que yo) y mi padre que guardaba todos los diarios que llegaban al lugar. Cuando aprendí a leer pasó a ser mi biblioteca y la receptora de los ejemplares infantiles que me regalaban.
Miraba las altas estanterías donde se ubicaban ordenadamente tapas de cartón o cuero, listas para ser abiertas y consultado el contenido y me sentía como si estuviera en una casa encantada
La Biblioteca Popular, emplazada muy cerca de mi casa, ejercía una especial atracción que no podía desplazar. Por las tardes, cuando se habilitaba la atención al público, me acercaba atraída por un aroma tan particular que aún no logro definir si se originaba en los ejemplares existentes (gran cantidad por cierto) o en los ambientes de la vieja casona donde funcionaba. Miraba las altas estanterías donde se ubicaban ordenadamente tapas de cartón o cuero, listas para ser abiertas y consultado el contenido y me sentía como si estuviera en una casa encantada.
Como apenas sabía leer no podía pedir libros en préstamo, era solo para disfrutar ese perfume que aún siento cuando entro a una biblioteca. Lo comentado puede ser solo anecdótico pero significativo a lo largo de mi vida que influye en esta necesidad de escribir, publicar, estar en contacto y trabajar en alguna comisión de apoyo a las bibliotecas..
—¿Cuándo empieza a escribir?
Mi afición por escribir surgió a temprana edad, cuando aún cursaba la escuela primaria. No sin asombro veía que elegían mis composiciones para ser leídas en los actos, durante las fiestas patrias. Ya adolescente y cursando Magisterio confeccionaba glosas para los actos conmemorativos según lo solicitaban las autoridades de la escuela, discursos para los actos centrales de la ciudad y a su vez escribía prosa y poesías elementales, aunque nadie las vio ni leyó. Habiendo heredado una cultura donde el arte no era significativo tenía cierto temor de ser descubierta. Ya siendo docente favorecía con acciones concretas la lectura y escritura en forma literaria. En las escuelas donde fui directora y por iniciativa de las docentes de grados superiores se implementó por primera vez el Plan Provincial de Lectura Silenciosa Sostenida y el funcionamiento de talleres literarios a los que me sumaba como simple compositora. Ya jubilada asistí a los talleres literarios de la APE bajo la coordinación de las profesoras Doris Gonzalo y luego con Stella Maris Gamba. Fue allí donde pude mostrar, compartir y más tarde publicar mis escritos.
Habiendo heredado una cultura donde el arte no era significativo tenía cierto temor de ser descubierta
—¿Qué obras marcaron sus lecturas? ¿En qué sentido?
Mis lecturas infantiles más disfrutadas fueron las del autor Horacio Quiroga. Especialmente Los cuentos de la selva. Me mostraron un mundo tan distinto al llano paisaje donde yo habitaba que favorecieron mi imaginación y me sentí partícipe de las historias leídas. Ya adolescente y adulta leí a muchos y muchas autores y autoras, solo por citar algunos podría nombrar a Ernest Miller Hemingway en El viejo y el mar, Adiós a las armas, Por quién doblan las campanas, donde la acción, los dramas, sentimientos, imágenes me llevaban a devorarlas y ejercían un poder desconocido sobre mis preferencias en las lecturas recreativas.
—¿Qué autores o autoras han influido en su escritura?
Alfonsina Storni, Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges, Cesare Pavese, Gonzalo Rojas, Rabindranath Tagore y otras/os autoras/es me abrieron un universo de posibilidades donde la imaginación y las vivencias se combinan y, finalmente, no se puede determinar donde comienzan y terminan una y otra pero se disfrutan a pleno cuando se las libera en un texto, prosa o poesía que las circunstancias favorecen. En este último género me siento más cómoda y aunque mi propósito sea el cuento, novela, relato, etc., siempre termino por navegar en aguas de la poesía.
—¿Qué representa la literatura en su vida?
La literatura es una forma de plasmar sentimientos, ideas, pensamientos, además de dar a conocer acontecimientos de interés social y del individuo en especial, las regiones, culturas, religiones, formas de enfrentar la vida y la historia en diferentes épocas. Considerando todos estos aspectos la literatura formó y sigue influenciando aún hoy en mi forma de vida; en mi capacidad para enfrentar los cambios de paradigmas de estos tiempos y abrir la mente a un mundo en constante evolución.
—¿Qué opina de los géneros literarios (poesía, narrativa, ensayo)?
Salvo el ensayo he cultivado la narrativa y la poesía. Desde un comienzo mis escritos tenían un matiz poético y no me limitaba a narrar, citar acontecimientos y verter opiniones, sino que se entremezclaban sentimientos, emociones, metáforas y otros complementos de la poesía. Finalmente me incliné por ella sin dejar de aspirar a acomodarme a la narrativa en una forma que me conforme.
Siempre termino por navegar en aguas de la poesía.
No me siento en condiciones de incurrir en el ensayo, aunque leo muchos y me atraen, considero que se necesitan conocimientos profundos y acabados de todos los temas que se aborden y una inagotable fuente desde donde evacuar las consultas o críticas que se originen ya que hay una constante revisión de todo y en todas las áreas del conocimiento.
—¿Reconoce un corpus denominado literatura pampeana? Fundamente su construcción.
Hablamos de una literatura de La Pampa ligada a la gesta del inmigrante. También tenemos a los escritores del oeste, ceñidos a la desventura del río Atuel, del monte que fue vital e importante en nuestra historia y hasta la provincialización del entonces Territorio Nacional; que generan muchas producciones poéticas y narrativas. Otras obras regionales compusieron el cancionero pampeano, donde los pueblos originarios, flora, fauna y aspectos geográficos dejan bien marcada una región de características propias en una literatura con sellos individuales y hasta un lenguaje diferente. Entonces creo que podemos hablar de un corpus inserto en lo nacional y latinoamericano.
—¿El escritor o escritora sólo debe avocarse a la producción de su obra, o también debe participar en los debates de su época?
Han llegado hasta este tiempo obras de artistas del arte en general, a través de las cuales, abierta o veladamente (porque había censura al respecto) se conocieron sucesos, fenómenos y descubrimientos que de no ser por ellos o ellas, no se habrían conocido. Evidentemente estaban compenetrados de lo acontecido en su época y de una manera u otra lo plasmaban para la posteridad. ¿Podríamos separar entonces (en este caso al escritor o escritora) de los debates que se originan dadas circunstancias que ameritan su intervención en la época que le toca vivir? Sinceramente, no veo a escritores y escritoras ajenos a su entorno social, económico, político o geográfico, ni siquiera guardándose sus opiniones.
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5 thoughts on “ROSSINI: CON LA LITERATURA ENFRENTO LOS CAMBIOS DE PARADIGMAS”
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