MATANZA Y FAENA DE CABALLOS EN SANTA ROSA: ¿POR NECESIDAD DE PROTEÍNA ANIMAL O PARA VENTA DE MILANESAS?

La madrugada del último sábado volvió a dejar una escena de crueldad en Santa Rosa.

En un campo ubicado al final de la calle Di Liscia, una familia encontró a su caballo faenado: le habían disparado, cortado el lomo, los cuartos y una oreja.

El animal, que pertenecía a los hijos de la propietaria, había sido llevado allí para pastar y permanecer cerca de la casa familiar, en el límite entre los barrios Mandela y Ara San Juan.

“Escuchamos un tiro cerca de las dos de la mañana”, contó Débora a BIFE, propietaria del animal que desde entonces busca cámaras y testigos para reconstruir lo ocurrido.

Las imágenes que consiguió muestran luces y movimientos en el horario del disparo, pero aún no hay identificados. “No me van a devolver el caballo, pero quiero que se sepa, que paguen los que hicieron esto”, dijo.

El caballo asesinado tenía cuatro años y era parte de la rutina familiar. Los hijos de la mujer lo habían criado desde potrillo. “Le chiflábamos y venía solo. No se acercaba a nadie más”, relató a BIFE la mujer.

El episodio no es aislado. Vecinos de la zona aseguran que desde hace meses se repiten casos similares: caballos sustraídos, encontrados sin vida o con partes extraídas.

Algunos creen que detrás de estas matanzas hay personas que venden la carne como si fuera vacuna, incluso como milanesas en comercios de barrio. Otros sostienen que, en ciertos casos, la faena responde a la necesidad de quienes buscan proteína en medio de la crisis económica.

Más allá del motivo, la práctica se expande en la periferia y deja un rastro de indignación. Los dueños de los animales viven con miedo y desconfianza, y reclaman más presencia policial y controles bromatológicos que garanticen que la carne que se comercializa en la ciudad provenga de canales seguros

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