A las 17.40 de este lunes, un llamado alertó sobre disparos en la esquina de Francia y pasaje Lautaro.
BIFE pudo saber que según el alerta, se trataba de dos muchachos que habrían andado probando puntería en plena tarde.
Un patrullero se presentó, y nada: ni tiradores, ni vecinos dispuestos a contar algo, ni siquiera un casquillo tirado para la foto.
Pero a las 18, como para dejar en claro que no era un invento, apareció en la posta sanitaria de Villa Santillán un muchacho de 29 años con un balazo en el antebrazo derecho. Orificio de entrada, orificio de salida, sin huesos rotos.
“Lo derivaron al hospital Favaloro para estudios, confirmaron que la herida no era grave y hasta ahí el único dato sólido de la tarde”, confirmó a BIFE una fuente de la Seccional Segunsda.
Cuando le tomaron declaración al herido, la cosa fue todavía más pintoresca: no aportó ni un nombre, ni un detalle, ni una pista. Tampoco quiso impulsar una acción penal. En criollo: me pegaron un tiro, pero no sé quién, no me importa.
La Policía abrió de todas formas una investigación preliminar y puso al tanto al fiscal de Delitos contra las Personas, Marco Sacco.
La hipótesis más firme: se trata de un entuerto entre conocidos del “ambiente”, cuentas pendientes que decidieron dirimir a los tiros.


