El 19 de mayo del año pasado, en el pueblo pampeano de Anchorena, Gustavo Rolando Rudolf, de 55 años, en horas de la siesta, en plena discusión, tomó una carabina calibre 22 y quiso asesinar a su pareja de entonces, disparándole en la cara a una corta distancia. La víctima sufrió heridas de extrema gravedad y su vida corrió peligro, pero sobrevivió por “razones ajenas a la voluntad” del agresor, según se detalla en la resolución.
Por esta razón, Rudolf fue condenado a 10 años y tres meses de prisión efectiva por ser autor del delito de “homicidio calificado por la relación de pareja y por femicidio, en grado de tentativa”.
El agresor, en su momento, había dicho que el disparo ocurrió en forma accidental, pero luego admitió que “se puso en blanco”, agarró el arma y gatilló. Además, se comprobó que el disparo no pude ser accidental ya que la carabina no es un arma liviana sino que se necesita de “una fuerza considerable para efectuar el tiro”.
En la resolución de la sentencia, se explica que “la zona donde fue causada la herida demuestra que la intención del agresor fue la de matar; dado que el proyectil impactó en una región vital del cuerpo de la víctima y la corta distancia desde la que se efectuó el disparo”.
“El resultado final de muerte era el que mayor probabilidades tenía dentro del curso causal planeado por el accionar del acusado, circunstancia que no resultó de esa manera por razones ajenas a su voluntad”; especialmente por los cuidados médicos recibidos por la mujer en el hospital Lucio Molas.