Caso Agustina: Aseguran que se perdieron casi todas las pruebas de la escena del crimen

Vecinos, policías, y hasta personas ajenas a todo el proceso contaminaron la escena del crimen. Cuando las fiscales de turno arribaron al lugar, gran parte de la prueba se había esfumado y con ella posibilidades concretas de esclarecer el caso.

De este modo, se perdió casi toda la prueba que se podía recolectar de la vivienda donde vivía Pablo Parra, el vecino de la joven con quien la noche de la agresión tenía planificado compartir una cena. Las primeras horas son clave para esclarecer los homicidios, pero en este caso todo arrancó mal.

Investigaron un robo (quizás creyeron que la víctima se iba a salvar para poder dar su testimonio). Luego, un homicidio en ocasión de robo y, ante la presión popular, pasaron a un femicidio.

El caso debió encararse desde el principio como un crimen de género. Así lo reconocen los investigadores y los “viejos” jueces de instrucción, entrenados en este tipo de pesquisas. Con ese encuadre se extreman los cuidados y la rigurosidad en conservar la escena, el tendón de Aquiles en este proceso.

Las fiscales de turno tardaron muchas horas en llegar al lugar (algunas fuentes dijeron seis, otras diez y hasta más de doce). Suficiente tiempo para que el agresor se haya fugado incluso a otro país.

Pero el cuidado de la escena no solo depende de la fiscalía. ¿Qué pasó? Los policías no fueron lo suficientemente rigurosos que requería la situación. No se pudo confirmar oficialmente, pero como investigaban un robo, casi como si fuese un hecho más de inseguridad, el gabinete de Criminalística envió a dos oficiales inexpertos para tamaña causa.

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