El Sindicato de Trabajadores de la Educación Pampeana (Si.T.E.P) presentó el 11 de diciembre de 2025 una nota ante el Ministerio de Educación de La Pampa para pedir que la prohibición del uso de teléfonos celulares se extienda al nivel secundario, donde hoy no rige.
El planteo parte de situaciones habituales en las aulas: interrupciones constantes por notificaciones, dificultades para sostener la atención y conflictos en los vínculos. “No necesitamos que nadie nos cuente qué pasa con los adolescentes: sucede delante de nuestros ojos cada hora”, advierten los docentes.
Si bien el gremio valoró la resolución ministerial, cuestionó que el secundario haya quedado excluido, aun cuando la propia normativa reconoce que “el exceso en el uso de los mismos puede generar efectos negativos en la convivencia escolar, en el clima institucional y en el rendimiento académico”.
Para Si.T.E.P, el eje omitido es el impacto en la salud mental. La nota señala que la adicción al celular y a las redes sociales se vincula con ansiedad, irritabilidad, problemas de atención y aislamiento, especialmente en la adolescencia, etapa clave en la construcción de la identidad.
También se pone en duda que el uso pedagógico del celular sea una solución generalizada. “Ni siquiera los docentes estamos suficientemente capacitados para un uso pedagógico profundo y significativo de la tecnología”, afirma el texto, que recuerda que numerosos estudios siguen destacando la eficacia de la lectura en papel, la escritura a mano y el trabajo sin pantallas.
Otro punto crítico es la exigencia de que los equipos directivos autoricen y supervisen cada uso pedagógico del celular, una tarea que, según el sindicato, recae sobre estructuras escolares “ya saturadas de responsabilidades administrativas, pedagógicas y sociales”.
El reclamo se apoya en datos locales: una encuesta realizada en noviembre de 2025 a 270 estudiantes de siete escuelas de Santa Rosa mostró que más de la mitad usa el celular seis horas o más por día, que el 90% reconoce que se distrae en clase y que el 72% tuvo conflictos escolares vinculados a su uso. También se detectó un uso nocturno extendido que afecta el descanso y la regulación emocional.
La nota cita estudios de JAMA Pediatrics, advertencias de la Sociedad Argentina de Pediatría y medidas adoptadas en países como Finlandia, Dinamarca y Australia, donde se avanzó en restricciones al uso de dispositivos y redes sociales por parte de menores.
Si.T.E.P aclara que el celular es necesario para garantizar la accesibilidad de estudiantes con discapacidad o enfermedades, pero sostiene que para el trabajo pedagógico general “un televisor en el aula es una herramienta más adecuada”, porque permite socializar contenidos sin dispersión.
Finalmente, el sindicato pidió al Ministerio que revise su decisión y extienda la prohibición al secundario. “Decir que no también cuida y enseña”, afirma el documento, que define a la escuela como un espacio de límite y cuidado frente a una lógica dominada por algoritmos. “Poner límites no es autoritarismo: es construir un refugio”, concluye.


