CUARTETO DE NOS VUELVE A SANTA ROSA: “NUESTRA HISTORIA ES EXTRAÑA, CADA VEZ TENEMOS MÁS CONVOCATORIA”

Al momento de realizar esta entrevista, Roberto Musso, guitarrista y compositor de Cuarteto de Nos, se encuentra en la habitación de un hotel en Ciudad de México, a minutos de emprender viaje hacia Querétaro, luego Guadalajara, Tampico y Oaxaca, para finalmente regresar al DF y cerrar la gira Azteca en el mítico Palacio de los Deportes. El presente del Cuarteto de Nos es inmejorable: shows en estadios abiertos, cerrados, festivales y un nuevo disco editado en 2025. Con este actualidad, la banda uruguaya, que supo irrumpir ya entrados los 2000 con una impronta que los distinguía por sobre el resto de las formaciones rioplatenses, llega a Santa Rosa de la mano de Ranco Aparte para volver a tocar en la capital pampeana luego de 13 años.

“Cada año es el mejor año para el Cuarteto”, dice Roberto, sin presumir, pero sí con la certeza de que la venta de tickets y las reproducciones lo avalan. CDN lleva más de 40 años tocando, grabando, componiendo, reinventándose sin disolverse. En un contexto donde las bandas de tal longevidad suelen recostarse en el confortable colchón de la nostalgia, lo suyo es una rareza en sí.

Cuando la banda hizo pie en Argentina con Raro en 2006, ya tenían décadas en Uruguay. Venían de ser un grupo donde cada integrante se sostenía por otros medios. A partir de ahí, decidieron tomarse esto como un trabajo full-time. Pero el verdadero crecimiento, según Musso, vino después de eso. Año a año. Lento pero sostenido.

“La historia del Cuarteto es extraña”, repite. “Hoy hacemos shows 30 veces más grandes que en 2006. No fue que explotamos y después bajó. Fue al revés. Y no paró más”. Una de las particularidades de la realidad de CDN es el trasvasamiento generacional que se dio entre los seguidores del grupo, factor clave que los mantiene sin replegarse. “El 75, 80 % del público ahora es menor de 18 años. Una locura”, dice Roberto.

—¿Por qué creés que se da este fenómeno de contar con un público joven?

—No hay una sola razón. Yo creo que mucho tiene que ver con las letras, con los personajes de las canciones. Son tipos raros, que no encajan, que no se casan con ningún bando. Observadores. Hay mucha salud mental ahí, mucho bullying, mucho hastío, pero también mucho humor. Y ese combo, de alguna forma, les habla.

—Después de la pandemia, muchos artistas sintieron una suerte de euforia temporal, pero ustedes parece que consolidaron algo más duradero, incluso con el acercamiento de un público joven. ¿Fue ese el momento?

—Totalmente. El público joven explotó después de la pandemia, sobre todo en México, pero también en muchos países. Y lo más loco es eso: la mayoría no nos conocía de antes, no crecieron con Raro. Para ellos Raro ya es historia. Y lo curioso es que muchas veces son los hijos los que le presentan la banda a los padres. Es al revés de lo habitual.

Musso está lejos de renegar del paso del tiempo; tiene plena conciencia de que no es el mismo que escribía El día que Artigas se emborrachó. Y eso, en lugar de limitarlo, lo entusiasma. “Yo escribo desde mi edad biológica”, dice. “Ya no me cruzo con los mismos personajes que a los 20. No callejeás igual. Pero también llegan historias distintas. Cosas que te cuentan los fans. Hay gente que se tatuó frases, pibes que nos dicen que nuestras canciones los ayudaron a salir de depresiones profundas o evitar suicidios. Eso pesa. Eso alimenta”.

A días de su regreso a Santa Rosa, la vigencia del Cuarteto de Nos no puede explicarse solo en cifras, ni en la fidelidad de un repertorio histórico. Con un nuevo disco que goza de buena aceptación (Puertas), y un presente que no da señales de agotamiento, la banda uruguaya confirma que no está viviendo de su pasado, sino construyendo su siguiente versión.


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