En la noche del jueves, policías detectaron la presencia de un niño de dos años en la escalera de la tira 35 del populoso barrio Río Atuel. El pequeño estaba solo, llorando y gran parte de su cuerpo pintado con acrílico de color verde. Con el agravante de que padece una discapacidad que afecta sus pies y manos. Los efectivos policiales dieron con la madre de la criatura, habitante del barrio, quien en ese momento se encontraba en un visible estado de borrachera e intentó agredirlos.
“No es la primera vez que algo así le pasa al chico. Ella no puede criarlo, es una persona violenta y alcohólica, y su pareja, mi hijo, también lo es. Yo quiero hacerme cargo del nene. No quiero despertarme un día y que mi nieto sea otro Lucio”, relató Andrea, abuela paterna del niño, en diálogo con BIFE.
Andrea tiene 48 años y convive con su pareja, Matías. Los dos desean criar al niño ya que advierten que episodios como el acontecido en la noche del jueves son recurrentes. Incluso, sostienen que antes de que el niño nazca le pidieron a los padres poder tener la guarda.
“Ellos son dos personas que se agreden físicamente el uno al otro. Mi hijo estuvo preso un año y medio por ejercer violencia de género contra la madre de mi nieto, y así y todo ella lo iba a visitar a la cárcel y ahora viven juntos y continúan agrediéndose delante del nene. Y además ella tiene otro chiquito de otro padre, un nenito de 7 años que también sufre todo esto. En los últimos dos años fueron echados cinco veces de los lugares que alquilaban por las peleas que tenían. Los dos están enfermos”, señaló Andrea con la voz quebrada.
El último contacto que tuvieron Andrea y Matías con el menor fue el pasado 23 de diciembre. “Días después mi hijo vino a nuestra casa alcoholizado y tuvimos una discusión. Le dijimos que no queríamos tener contacto con él. Cuando quisimos escribirle a ella para ver a mi nieto nos dimos cuenta que nos había bloqueado”, detalló la abuela.
Hace un año, por un episodio similar al ocurrido el día jueves, tanto la madre del niño como Andrea y Matías se dirigieron a la Unidad Funcional de Género y Niñez. En el lugar -según contó Andrea- fueron entrevistados por personal de la dependencia. “La madre del nene rompió en llanto y ella misma dijo delante de la mujer que nos entrevistó que no estaba capacitada para criar a su hijo y que con nosotros iba a estar mejor, pero la única respuesta que tuvimos fue que por el momento no se podía hacer nada. Que el nene tenía que estar con la madre”. La abuela admitió que el niño es seguido por una asistente social, pero sostiene que sus padres continúan “descuidándolo” gravemente.
Sobre si el niño sufre violencia física, Andrea indicó que de eso no puede estar segura por la discapacidad que padece el menor. “A veces lo veíamos con moretones y la madre nos decía que se cayó o se resbaló contra algo, pero no sabemos si es así. El nació con una deformidad en sus piecitos y una dificultad en una de sus manos. No camina, se arrastra, y es posible que se golpee más de lo común por ese tema. Estoy segura que si recibe un tratamiento ortopédico eso se puede revertir”. Y agregó: “Creo que estamos a tiempo”.
Por último, Andrea insistió que el menor ya no puede continuar viviendo con sus padres: “Queremos que quienes tengan responsabilidades nos escuchen y comprendan la situación. La madre y mi hijo no pueden criarlo. No queremos una desgracia”. Notoriamente compungida, concluyó: “Mi pareja y yo estamos dispuestos a hacer todo lo posible para que mi nieto esté bien”.