La primera sesión con la nueva camada de legisladores inició con una polémica por la paridad de género, que se originó con la renuncia de María Luz Alonso (quien asumió como secretaria Administrativa del Senado). Muchos esperaban que en su reemplazo asuma otra mujer, pero finalmente fue Oscar Beilman quien ocupó ese cargo.
A la hora de votar por la conformación de los diputados, solo los dos legisladores de Comunidad Organizada lo rechazaron. Sandra Fonseca tomó el micrófono y, detras de unas baderas de Convergencia que decían “sale una mujer, entra una mujer”, “lamentó” la decisión de la mayoría (27 legisladores) de apoyar los pliegos entre los que se encontraba el de Beilman (quien luego ingresó silenciosamente al recinto, como para no generar más ruido).
Se pensaba que el pliego de Mauricio Agón iba a levantar alguna polvareda más, pero no sucedió: no tiene antecedentes penales más allá de la acusación de estafa por parte de una señora.
De modo que el resto de la jornada se desarrollo con absoluta normalidad, salvo cuando le tocó jurar a Tapera Avendaño, quien sorprendió por el machete que llevó para recordar a cada uno de los nombres por los que en su memoria juró: desde Perón, pasando por Santiago Giuliano o Micaela García, hasta Yasir Arafat y los 30 mil desaparecidos. Nada menos.
