
Paumperrimus
Esther había comenzado a picar las cebollas para el tuco un poco antes de las
Esther había comenzado a picar las cebollas para el tuco un poco antes de las
Podés escuchar el texto dando play Estás acostado sobre una cama deshecha, con los brazos
Una pareja de vacaciones. Unos chiquillos atrevidos. Un río crecido. Y una niña extraña que en el río los persigue sin una razón aparente. Estos son algunos de los elementos que combina Jozami para generar un terror que proviene de lo desconocido, que se transmite “como las neuronas transmiten electricidad y generan pensamiento”.
“Te pienso siempre y también antes de dormir, cuando uno está más solo que nunca sin importar con quien duerma, y busco esa sensación dulce que se siente en el pecho y en la panza cuando después de mucha lejanía se emboca la calle de casa”
Pocas veces vio la luz del sol la habitación que mira a la playa de
A Héctor Díaz Se lo podía ver durante horas desarmando banquitos con una paciencia ancestral.
Los personajes de una novela (aún sin publicar) de Jozami se amotinan y saltan de la ficción a la propia casa del autor para manifestarle sus descacuerdos con la trama. Historia verídica y apócrifa, paradójica y violenta, que para leerla se aconseja cerrar las ventanas y ponerle llave a las puertas, sentarse en un rincón sin regalar la espalda y martillar el revólver para disparar rápido.
El autor es docente y periodista freelance. Coautor de El vaso ruso. Verdad, compromiso y batahola (Postales japonesas, 2010) y Letra muerta. Una novela en la argentina postapocalíptica (Llanto de Mudo, Fan, 2012). Autor de Ropa Sucia (2011), Comidos (2014, La Sofía cartonera, UNC), Los colores que no vemos (2015, Colección Leer es Futuro, Ministerio de Cultura Presidencia de la Nación), La configuración del silencio (Contamusa, 2018; Color Ciego Ediciones, 2019; Austrobórea Editores, Chile, 2019.) y Cada día es un pájaro que se muere (Color Ciego Ediciones, 2019).
y si temo de mí, ¿dónde me escondo? – llevo la duda clavada en mi
Sabían bien cómo venía la mano en Islandia, Finlandia, Suecia, y esos otros países que