¿Qué piensan las madres pampeanas sobre la vuelta a las aulas de sus hijos?

La falta de tiempo y dinero son los argumentos de quienes quieren que vuelvan las clases de manera normal. El miedo al virus y la falta de cariño que implica el distanciamiento, las opiniones de aquellas madres que no están de acuerdo con la vuelta a la presencialidad.

En La Pampa el ciclo lectivo empieza el 1 de marzo. Esa semana, del 1 al 5, se llevarán a cabo las reuniones con los equipos directos de cada una de las escuelas para organizar el modo de la vuelta de la presencialidad a las aulas, que comenzará el 8 de marzo. Cada institución se va a organizar de acuerdo a un protocolo que tenga que ver con la realidad de la escuela. Algunos concurrirán semana de por medio, otros apenas unas horas y en alguna institución los alumnos podrán asistir toda la mañana o la tarde. En este contexto, Revista BIFE recopiló testimonios de madres que viven diferentes realidades para determinar qué piensan respecto de la vuelta a la presencialidad de sus hijos que concurren la primeria.

Roxana Trejo tiene 30 años. Es madre soltera de tres niños de 6, 8 y 10 años, y en 4 meses espera un cuarto hijo. Trabaja en la gastronomía en dos lugares diferentes: por las mañanas es la cocinera de una rotisería y por las noches (4 días a la semana) en un restorán de Santa Rosa. Cada mes llega exactamente con lo justo, no recibe ayuda del padre de sus hijos, y tiene un padre que cuando puede les cuida a sus hijos. Hace un año espera que vuelvan las clases. Advierte que no tienen la tecnología para la virtualidad. Tampoco tiene el tiempo ni la capacitación para para ayudar a sus niños con el estudio. Avisa que la vuelta a la presencialidad, si se da de manera intercalada y durante una o dos horas en las mañanas, es peor que tener a sus hijos en sus casas porque no podría ir a buscarlos ni tiene el dinero suficiente para que alguien lo haga.

Algunos concurrirán semana de por medio, otros apenas unas horas y en alguna institución los alumnos podrán asistir toda la mañana o la tarde

“Yo necesito que vuelvan las clases como antes. Trabajo prácticamente todo el día y estoy sola. No puedo ayudarlos con el material de estudio porque no tengo tiempo, ni tampoco estoy capacitada. Además, tenemos un solo celular en la casa. Ahora están hablando de la vuelta a las clases pero durante 1 o 2 horas en las mañanas. Si es así, es peor que no volver a las aulas, porque imagínate: primero no tengo transporte, tengo que salir del laburo, llevarlos, dejarlos, volver al trabajo, a la hora salir del trabajo de nuevo, ir a buscarlos, dejarlos no sé en dónde porque no tengo para pagarle a una niñera, y volver a mi trabajo. Estoy verdaderamente desesperada”, explica a Revista BIFE.

María Laura Zalabardo es docente de primaria de una escuela santarroseña. Tiene 45 años, una hija de 12 años y un hijo de 8. Está casada hace 15 años con un arquitecto de 50 años. Si bien tiene cierto “temor” por el virus y la vuelta a la presencialidad, y preferiría tener a sus hijos en su casa hasta que pase la pandemia, es consciente de la realidad de otras familias y asegura que igualmente “la escuela, con un buen protocolo, es el lugar más seguro, después del hogar, para que los niños estén”.

Ahora están hablando de la vuelta a las clases pero durante 1 o 2 horas en las mañanas. Si es así, es peor que no volver a las aulas

La verdad que no estoy muy cómoda con la vuelta a la presencialidad. Yo entiendo que es un momento difícil. Todo el mundo está pasando por lo mismo. Pero preferiría tener a mis hijos en mi casa, estudiando desde ahí, de manera virtual, con mi ayuda, hasta que pase la pandemia. No obstante, entiendo la realidad de muchas madres, entiendo que se les complica por sus trabajos, por el tema de la virtualidad también. Yo confío, igualmente, que la escuela, con un buen protocolo, es el lugar más seguro, después del hogar, para que los niños estén, cuenta.

Cintia Alcaráz es empleada del Estado y comunicadora en una radio de Toay. Tiene, junto a su compañero docente, un niño que concurre a la primaria. Está en desacuerdo con la vuelta a la presencialidad. Analiza esta situación desde el punto de vista de los vínculos humanos para con la institución educativa. Sostiene, en un posteo de su Facebook personal, que la utilización de barbijos durante los calurosos meses de marzo/abril resultaría “frustrante” y “alienante” para los niños. Además, afirma que mantener el distanciamiento social entre los niños va a generar una sensación de “indiferencia” hacia ellos por parte de la institución. Por último, dice que la vuelta a las aulas es una decisión “economicista” cuya “variable de ajuste son las infancias y adolescencias”.

La escuela, con un buen protocolo, es el lugar más seguro, después del hogar, para que los niños estén”

“Venimos charlando (con mi hijo) sobre los cuidados, sobre el barbijo puesto durante horas en un marzo/abril pampeano, cuando todavía hace mucho, mucho calor, me da la impresión de que va a ser muy frustrante o muy alienante o muy determinante o peor: va a ser una sobreadaptación temprana a todo lo que no debería ser el vínculo humano/institucional. La educación no es esto. La educación bajo amenaza, bajo presión, no puede traer consigo ninguna experiencia saludable para nadie. Nuestrxs pibes lloran y esperan un abrazo, se pelean y esperan un abrazo, les sale mal una cuenta y esperan un abrazo. Antes del feminismo les hubieran dicho maricones, ahora son simplemente personas sensibles que desean ser vistas y escuchadas. Y más allá de todas las explicaciones que podamos darles, seguramente la distancia de los cuerpos les resulte algo bastante parecido a la indiferencia. Ojalá estemos equivocadas las que pensamos que esta es una decisión economicista -absurda- que nos va a costar caro”, afirma en su cuenta de Facebook personal.

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